Ante el bombardeo de este martes por parte del ejército israelí en contra del liderazgo de Hamás en Doha, la capital de Qatar, el obispo auxiliar de la Diócesis para Jordania del Patriarcado Latino de Jerusálen, Mons. Iyad Twal, abogó por la solución de dos Estados para alcanzar la paz en Medio Oriente.

Esta intención se alinea con el llamado del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, que a finales de julio y a través de su director editorial, Andrea Tornielli, abogó por el reconocimiento del Estado palestino en medio del conflicto entre Israel y Hamás.

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“La alternativa sería construir un Estado como en Sudáfrica, es decir, un apartheid. Pero la tierra es muy pequeña. O vivimos juntos, o no hay una solución verdadera”, dijo Mons. Twal al expresar que la solución de dos Estados, “como se indicó en los años 70 con las resoluciones de la ONU”, es la única manera de vivir en paz.

Cabe destacar que el Patriarca Latino de Jerusalén, Cardenal Pierbattista Pizzaballa, manifestó en octubre de 2024 que la solución de dos Estados “no es realista” para poner fin a la guerra.

“Mi impresión es que nadie quiere un conflicto más grande, pero nadie puede detenerlo (…) Todo es posible de manera positiva y de manera negativa. Por ahora necesitamos algo nuevo, creativo, no sé bien qué, pero todos los acuerdos e ideas previos, como la perspectiva de la solución de dos estados, todo eso no es realista ahora”, explicó el purpurado entonces.

El bombardeo israelí en Doha

El obispo auxiliar se encuentra en Roma para participar en un curso de formación para nuevos obispos, por lo que pudo expresar a la agencia pontificia Fides que lo ocurrido en Doha es “una mala noticia”.

“Las guerras en la historia de la humanidad son un mal tremendo y no aprendemos. Cada día intentamos mantener la esperanza, pero, desafortunadamente, los acontecimientos nos desmienten”, afirmó.

También señaló que lo ocurrido podría ser un sabotaje a la búsqueda de “una salida al conflicto” y “una violación del derecho internacional”, por lo que “el mundo entero debe comprender que en Oriente Medio no hay justicia para todos y que no se puede seguir viviendo así”.

Mons. Twal recordó que el Cardenal Pizzaballa también ha señalado que la violencia en la región es originada por el deseo de Satanás de imponerse donde vivió Jesús, aunque añadió que los cristianos del Medio Oriente creen “en la justicia y en el amor de Dios hacia todos nosotros. Eso nos da esperanza cada día, a pesar de la dura realidad que vivimos”.

“Seguimos rezando y confiando en la posibilidad de vivir juntos. Lamento que esto ocurra mientras estoy lejos de mi gente, en Roma, pero siento el apoyo de los demás obispos, nuestros hermanos en la fe. Aquí se respira el espíritu universal de la Iglesia, y todos rezan con nosotros por la paz”, agregó.

El prelado también señaló que la religión en Medio Oriente “puede ser un elemento de paz, pero también de guerra”. Las religiones de la zona, según Mons. Twal, “son parte del problema y de la solución”.

“El desafío comienza con el concepto de Estado: aún no hemos logrado separar Estado y religión como en Europa. Pero, ¿cómo podemos vivir nuestras diferencias religiosas desde la perspectiva de ciudadanía, derechos y justicia si seguimos diciendo Mi Dios es el único verdadero y me da toda la justificación para actuar?”, dijo el obispo.

“Eso es pensamiento fanático. En cambio, la fe, y lo digo como obispo, me llama a vivir la justicia con todos, respetando la dignidad humana”, agregó.

La Iglesia en Jordania

Ante el conflicto regional, los jóvenes jordanos viven “con profundo dolor” y se preguntan insistentemente “¿dónde está Dios?”, según explicó el obispo Twal.

“Es una pregunta existencial que también es una tentación, pero al mismo tiempo es una oportunidad de acercarse a la paz. Nos debemos preguntar: yo, joven, que no soy gobernante, ¿cómo puedo hacer que la paz viva en mi corazón, antes incluso de que se haga realidad entre las naciones?”, señaló.

Además, Mons. Twal reiteró que los cristianos de Medio Oriente “están llamados a vivir la paz personalmente, a ser testigos de ella en la sociedad. En Jordania, gracias a Dios, la Iglesia católica se compromete a ello no solo internamente, sino también con nuestros hermanos musulmanes”.

El obispo define a Jordania como “un oasis de paz, donde vivimos en diálogo con todos: desde el rey hasta el más pequeño de nosotros, todos intentan ayudar”.

“Hemos apoyado a nuestros hermanos cristianos en Gaza, Cisjordania y Palestina. Cuanto más nos decepcionan los conflictos bélicos, más nos comprometemos a ayudar a quienes sufren”, subrayó.