“Precisamente esa es nuestra misión, ser esa puerta que se abre y acoge con amor cuando todas están cerradas”, subraya.
“Toda mujer que llega a Mater Filius se encuentra en circunstancias muy difíciles de enfrentar, ya sea abandono, pobreza o rechazo familiar”, señala, y con el “acompañamiento espiritual, emocional y material, logran abrazar su maternidad con esperanza”.
“Durante su estancia reciben alojamiento, alimentación, atención médica, apoyo psicológico, formación humana y espiritual, así como herramientas para reinsertarse a la sociedad. También las acompañamos a ellas y sus bebés si ellas así lo desean durante su primer año de vida. Cada día es un nuevo reto”, comparte.
Aunque existe el peligro de dejarse “llevar por caminos de materialismo y mundanidad” en este periodo del año, Varaona de Lacayo asegura que “también podemos estar atentos a las necesidades que existen a nuestro alrededor en tantas familias, que a veces no tienen ni lo básico para sobrevivir”.
En el caso de Mater Filius, indica, esas personas son “mujeres muchas veces en situación de calle, llevando un hijo en su vientre”, quienes “llegan rotas en su interior y con miedo” y al ser atendidas “descubren su dignidad y se llegan a reconciliar con Dios y con su historia”.
Al mismo tiempo, resalta, hay “niños que viven gracias a ese ‘sí’ a la vida, familias que se reconstruyen y comunidades que se fortalecen al involucrarse en el servicio”.
“En cada mujer acogida vemos reflejado el rostro de María dando ese Fiat y recibiendo a Jesús en su vientre”, precisa.
Mater Filius en El Salvador, explica, puede recibir ayuda tanto en donaciones de dinero como de tiempo para ayudar en la fundación, así como dictando talleres y capacitaciones para las mujeres. “Hay muchas áreas donde poder servir, toda ayuda es bienvenida”, asegura.
Ayuda espiritual y material para los sacerdotes
La Fundación La Morada de la Misericordia, en México, promueve “las catorce obras de misericordia en favor de los sacerdotes y diferentes grupos vulnerables”, explica a ACI Prensa su presidenta, Esthela Almaraz,
“Aún en medio de tanto bullicio y actividad, es importante reconocer el rostro de Jesús en cada persona, especialmente en nuestros sacerdotes, quienes tienen por el Sacramento del Orden una configuración con Cristo y sentimos una gran responsabilidad en ayudarlos”. señala.
Almaraz precisa que “erróneamente se piensa que los sacerdotes no tienen carencias, que ellos están ahí para rezar y atendernos, pero la realidad es que ellos son hombres que visten y calzan al igual que nosotros, que pasan momentos difíciles, que sienten soledad, que sufren enfermedades y muchas carencias”.
“Por eso nosotros promovemos el acompañamiento espiritual y la cercanía para atenderlos de una manera ordenada en sus necesidades básicas, hacer la presencia de la Madre del Cielo que quiere mostrarse Madre con sus hijos predilectos, sus sacerdotes”.
“Nuestra presencia debe de reflejar la presencia de nuestra Madre, es Ella a través de nosotros, es Ella quien acompaña y asiste, nosotros sólo somos sus instrumentos para llevar su misericordia de Madre”, añade, subrayando que “la fundación tiene un profundo espíritu mariano por su vinculación con La Compañía de María, Madre de los Sacerdotes”, asociación privada de fieles dedicada a la oración por la santidad de los sacerdotes.
Cada Navidad desde hace 10 años, destaca, la fundación lleva adelante una campaña de “Cenas Navideñas”, que “consiste en llevar cena de navidad para sacerdotes y seminaristas muy necesitados”.
“La vida espiritual se ve enriquecida cuando uno pone su fe por obra, practicando el desprendimiento y la caridad”, asegura la presidenta de La Morada de la Misericordia, pues “Dios nunca se deja ganar en generosidad y va obrando en el alma de cada uno”.
Al invitar a quienes deseen a unirse “a compartir la alegría de la Navidad con nuestros sacerdotes y seminaristas”, Almaraz señaló que la fundación puede recibir donaciones en México a través del banco BBVA Bancomer, con el número de cuenta 0113972569 y con la clabe interbancaria 012180001139725697, usando como concepto “Donativo”.
“Las personas pueden acercarse a nosotros para ayudar (a los sacerdotes y seminaristas) y en la fundación damos cauce a esa generosidad a través de ayuda a sus casas parroquiales y para ellos mismos en sus necesidades básicas”, señala.
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