El Beato Francisco también organizó misiones populares catequéticas en las islas Baleares, así como las que ya hacía en la península, extendiendo con ello la devoción a la Santísima Virgen y la formación catequética a través de lo que denominó “Escuelas de virtud”. Puso un empeño especial en la catequesis de adultos, a quienes dedicó uno de sus escritos, la Catequesis de las virtudes. Palau había descubierto una enorme cantidad de adultos que no habían recibido ningún sacramento o que no los tenían completos.
En 1870 viajó a Roma para participar en el Concilio Vaticano I. El P. Francisco tenía un plan entre manos: la formación de una Orden de exorcistas. De hecho logró alcanzar un escrito con sus ideas a todos los padres conciliares que hablaban español. Lamentablemente, el proyecto no prosperó debido a la interrupción del Concilio.
Legado espiritual y apostólico
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