La muerte aguarda al final de toda vida humana y este acontecimiento profundo es también la puerta de entrada al juicio final por parte de Jesús, que determinará el destino permanente de toda alma humana: el cielo o el infierno. 

En consecuencia, la Iglesia Católica siempre ha subrayado la importancia crucial de celebrar una Misa de funeral, ya que es el instrumento por el cual las almas de los recién fallecidos pueden ser encomendadas al cuidado de Dios —y asistidas por las oraciones de sus familiares y amigos— en su viaje final. 

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Sin embargo, pese a su enorme significado, saltarse la Misa de funeral y optar en su lugar por un servicio en el cementerio o una “celebración de la vida” para un ser querido se ha vuelto cada vez más común entre los católicos de Estados Unidos. 

“Ha habido un descenso general y constante en el número de funerales católicos reportados anualmente por las diócesis en The Official Catholic Directory (OCD)”, dijo al National Catholic Register —socio informativo de ACI Prensa— el P. Thomas Gaunt, director ejecutivo del Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA, por sus siglas en inglés). 

De 2001 a 2024, mientras la población católica total aumentó un 9,3%, de 60,6 millones a 66,3 millones, el número reportado de funerales católicos (Misas de funeral, servicios fúnebres y entierros combinados) cayó un 30,3%, de 503.733 a 350.755. 

Ha habido una caída similar en bautizos, primeras comuniones y asistencia semanal a Misa durante el mismo período. 

¿Por qué la caída? “Se han propuesto varias teorías para explicar este descenso, pero no hay datos concluyentes”, respondió el P. Gaunt, agregando que “CARA ha estado interesado en investigar esto durante varios años”. 

Pero la evidencia apunta a un factor significativo que contribuye a esta tendencia: los hijos de católicos devotos no están teniendo ritos fúnebres católicos para sus padres. 

Quienes atienden a familias en duelo han tomado nota de esta tendencia. 

Michael Johnston, profesional certificado en servicios funerarios de Divine Mercy Funeral Home en Fort Wayne, Indiana —que consta de dos funerarias y un cementerio católico—, ciertamente lo ha notado. 

Si bien la tendencia es menos pronunciada en su funeraria, que pertenece a la Diócesis de Fort Wayne-South Bend, “en nuestra zona, en general, vemos a más y más personas inclinándose hacia un servicio fuera de la iglesia y más hacia una ‘celebración de la vida’, lo cual me parece interesante porque considero que una Misa de funeral es una celebración de la vida. Cuando redacto un obituario digo ‘se celebrará una Misa de funeral’”. 

Johnston añadió: “Sí parece que más y más personas se están inclinando hacia un servicio en la funeraria o más bien un servicio secular que el servicio religioso tradicional que se ha practicado a lo largo de los años”. 

Él sugiere que el cambio podría tener que ver con la cremación. “La cremación brinda a las personas la oportunidad de la conveniencia”, dijo, ya que las familias pueden esperar semanas o incluso meses y tener algo informal para marcar el fallecimiento de un ser querido. 

En Denver, el P. Paul Nguyen, O.M.I., párroco de la Holy Ghost Church, encuentra que hay personas que optan por no tener Misas de funeral, pero “no es una tendencia abrumadora”, dijo. “Aquí en Denver, aún vemos una cantidad considerable de Misas de funeral solicitadas”. Algunos también optan por un servicio en el cementerio católico. 

“Pero el problema con el que nos topamos, y más bien un cambio, es el servicio de vigilia. Mucha gente no está haciendo el velorio. Llegan una hora antes de la Misa de funeral, y [velorio y funeral] es todo de una sola vez. También estamos viendo una incidencia mucho mayor de cremaciones y una tasa bastante baja de plan para enterrar o colocar esos restos en un columbario o mausoleo. La gente está guardando las cenizas en casa o los familiares se turnan”. 

Esta práctica va en contra de la enseñanza católica, que indica que todos los restos deben ser enterrados

El párroco, que reside en un estado que ha visto un repunte en el “compostaje humano” y en la dispersión de cenizas en las montañas o lagos, explicó que estas son prácticas indignas que no honran al difunto. “Aconsejamos en contra de eso si nos enteramos y los animamos a enterrar esos restos en un lugar sagrado”, dijo. 

Para contrarrestar esta tendencia, un cementerio católico en Denver ofrece un entierro anual gratuito de restos cremados en la Cripta de Todas las Almas, incluyendo una Misa conmemorativa. Gracias a este servicio, dijo el P. Nguyen, las personas “pueden tener un poco más de cierre y de finalidad en el proceso de duelo”. 

El P. Kevin Bowman, párroco de St. Joseph Catholic Church en Fort Wayne, Indiana, considera que menos Misas de funeral “es definitivamente el caso”. 

“Es un cambio enorme respecto de lo que solía ser la cultura católica”, dijo al Register. “La norma siempre era la Misa de funeral y luego el entierro”. 

Cree que el COVID fue el punto de partida a partir del cual “las personas han estado optando por no tener Misas”. Pero enfatizó que hay muchas razones diferentes. 

“Yo diría que las principales razones son que los hijos adultos ya no abrazan la fe católica en la que fueron criados, ya sea por situaciones matrimoniales o porque simplemente deciden apartarse de la religión organizada”, dijo el P. Bowman. 

Describió una situación en la que la familia solicitó “un servicio expedito” y le pidió “abreviar” la Misa. Eso trasladó el servicio a una funeraria, a lo cual accedió. Luego eso cambió a un servicio en el cementerio. “Me dieron unos cinco minutos en el cementerio. En eso terminamos”. 

El P. Bowman indicó: “No se trata tanto de los deseos de papá, mamá o los abuelos, sino de lo que los sobrevivientes están dispuestos a hacer”. 

El párroco también mencionó otra tradición de larga data que algunas familias insisten en mantener mientras que otras evitan: que los dolientes recen el Rosario en la funeraria. Atribuye la disminución de esta costumbre de oración a los matrimonios mixtos con no católicos. Dijo que, si bien algunas familias han mantenido su identidad católica de ese modo, muchas han tenido que acomodar o sienten que deben acomodar a cónyuges, hijos y parientes no católicos. 

“Hoy, me atrevería a decir, es raro tener una familia que se haya mantenido muy fuerte y católica, arraigada en la tradición católica”, dijo al Register. 

La educación es clave 

En Arizona, Harry Antram supervisa los Catholic Cemeteries and Funeral Homes de la Diócesis de Phoenix, que operan seis cementerios y dos funerarias en el centro y norte de Arizona. Allí, el 65% de los entierros católicos están precedidos por una Misa de funeral. 

La diócesis estableció las funerarias católicas para asegurar el manejo adecuado de los servicios católicos para los difuntos. Antram, presidente y director ejecutivo de la organización, cree que muchos de los problemas provienen de que hoy los católicos no están catequizados sobre cómo afrontar la muerte, sobre la santidad del cuerpo y por qué los restos deben ser tratados con respeto incluso cuando se considera la cremación. 

“Por eso nos tomamos el tiempo para tratar de educar a las familias en que el mayor regalo que pueden dar a su ser querido es la Misa de funeral”, dijo al Register. 

“Hemos descubierto, en contra de lo que la sociedad nos dice, que los católicos quieren saber lo que no saben. Muchos católicos llegan y dicen: ‘Bueno, esto es lo que queremos’, y nosotros explicamos cuál es el deseo de la Iglesia, y ellos dicen: ‘Sí, queremos seguirlo’. Las familias católicas anhelan ser educadas”. 

Esto se hace evidente cuando Antram trabaja con familias que no quieren honrar los arreglos previos para una Misa de funeral. Antram ha mostrado a las familias lo que su madre o padre planearon por escrito, cómo se tomaron un tiempo precioso para escoger las lecturas y la música que querían en la Misa. “Muchas veces, eso los cambia”, explicó Antram. “Dicen: ‘No me daba cuenta de que de verdad lo querían tanto’”. 

Su exposición de la enseñanza de la Iglesia incluso ha propiciado momentos sacramentales: hijos que no habían estado en la iglesia en años solicitaron confesarse antes de la Misa para poder recibir la Eucaristía en el funeral de su padre o madre. 

La misión de las funerarias diocesanas es “realmente educar a las familias católicas”, subrayó. “Por eso es tan importante que las diócesis católicas consideren las funerarias. Muchas tienen cementerios, pero no muchas tienen funerarias. Nosotros, como católicos, tenemos un formato excelente para, básicamente, crear esta misión dentro de la Iglesia para realmente educar a las familias católicas”. 

Al observar la tendencia actual, Michael Johnston también ve signos de esperanza. En una reciente conferencia de la National Funeral Directors Association, uno de los temas tratados fueron las tendencias generacionales para los arreglos funerarios. “Estamos empezando a ver a los millennials hacer arreglos funerarios ahora y parece que estamos volviendo hacia algo más conservador”, dijo. “Creo que vamos a ver que esto vuelve a revertirse”. 

Esa es una noticia bienvenida para Antram. “Esa es nuestra fe. Estás ofreciendo esa Misa como una despedida final para tu ser querido, en oración para que, con suerte, esté en su camino hacia el Reino celestial”. 

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.