Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de Orihuela–Alicante (España), afirma que en Navidad, Dios nos invita a ser protagonistas de la historia, haciendo frente a la cultura del entretenimiento en la que los personajes y las series han terminado ocupando “el lugar que en otro tiempo pertenecía a la propia vida”.
En un artículo titulado “Protagonistas de la historia (La Navidad que nos despierta)”, con el que desea una Feliz Navidad y un bendecido Año Nuevo 2026, el prelado español comienza recordando la reciente “guerra abierta entre Netflix y Paramount por hacerse con Warner Bros” ya que “nunca antes la industria del entretenimiento había alcanzado semejante poder económico y cultural”.
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Sin embargo, prosigue el Obispo Munilla, “lo más inquietante no es la magnitud del negocio, sino la facilidad con la que las masas se entregan a él. Vivimos inmersos en un océano de pantallas que dictan los temas de conversación, moldean imaginarios y terminan, casi sin darnos cuenta, ocupando el lugar que en otro tiempo pertenecía a la propia vida”.
“Las tramas ajenas sustituyen a nuestras búsquedas, los personajes ficticios desplazan a las personas reales y los grandes relatos digitales anestesian la inquietud espiritual que habita en el corazón humano”, lamenta.
El obispo de Orihuela–Alicante describe que “mientras permanecemos hipnotizados por las series de moda, los verdaderos hilos de la historia —los que afectan a la justicia, la paz, la dignidad humana y el futuro común— son manejados por quienes conocen bien la estrategia del ‘consume y calla’. Es la versión posmoderna del antiguo ‘pan y circo’ romano”.
Ahora, prosiguió, “el circo es más sofisticado: pornografía omnipresente, series infinitas que devoran horas y horas de nuestra atención, fútbol convertido en religión civil y alcohol y drogas normalizadas como vía de escape. Una sociedad entretenida es, casi siempre, una sociedad desactivada; y una sociedad desactivada se convierte en terreno abonado para la manipulación”.
El Niño Dios nace para “romper las cadenas interiores”
“En este paisaje de luces artificiales, resplandece una luz distinta. Ha nacido un Niño. En el silencio de Belén, Dios entra en la historia humana no para dominarla desde arriba, sino para habitarla desde dentro”, subrayó.
Mons. Munilla resaltó que el Niño que nace en Belén “es la respuesta divina a la pasividad que amenaza al corazón del hombre: viene a despertarlo, a liberarlo, a devolverle la capacidad de discernir y de elegir el bien” porque “la mayor esclavitud no es la que ejercen los poderosos desde fuera, sino la que se gesta dentro de nosotros. De hecho, la dictadura más consolidada es aquella en la que los esclavos sienten placer en serlo”.
“Son nuestras dependencias, miedos, vacíos y heridas las que nos hacen presa fácil de cualquier estrategia de manipulación. Cristo nace para romper esas cadenas interiores y para que el hombre, reconciliado consigo mismo y con Dios, pueda recuperar la libertad de conducir su vida según la verdad”, destacó el prelado.
Munilla resaltó entonces que la Navidad nos recuerda que “no estamos llamados a ser espectadores, sino protagonistas: llamados a escribir con nuestra libertad una historia distinta, más humana, más justa, más luminosa”.
Para concluir, el obispo español señaló que “en un mundo que compra distracciones a precio de oro, Dios nos ofrece un camino humilde pero decisivo: redimir el corazón para transformar la historia. Allí, en Belén, comienza la verdadera revolución”.







