El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernándo Ocáriz, animó a desear la “humildad para pedir perdón o perdonar”, en su mensaje con motivo de la celebración de la Navidad.
En su último mensaje, Mons. Ocáriz comienza destacando que "es tan grande el amor que Dios nos tiene que ha querido incluso hacerse Niño: débil, indefenso, necesitado del cuidado de María y de José” y pasar “la mayor parte de su vida como uno más: en la comunidad judía de Egipto y luego, en Nazaret”.
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Para el sucesor de San Josemaría Escrivá, “el portal de Belén es reflejo fiel de la universalidad de la redención”, ya que ante él “pastores y reyes, tan diferentes externamente, se encuentran unidos por su deseo de adorar al Mesías”.
En este sentido subrayó que “la salvación que nos ofrece el Señor no se circunscribe a unos pocos privilegiados, sino a todos” y que los cristianos estamos llamados a anunciarla, en especial "en este mundo tan necesitado de paz”.
La alegría de la Navidad contrasta, añadió el prelado, "con el sufrimiento de los santos inocentes y las penurias de una huida repentina”, de tal manera que “la misión de Jesús está atravesada por el signo de la cruz” desde su inicio.
Un signo que, recordó, San Josemaría ponía como referencia “al hablar de la necesidad de unir, de comprender, de perdonar”. Por ello, animó a que, “en este tiempo de paz, procuremos que ninguna barrera se interponga entre quienes nos rodean”.
Y, en caso de que "alguna de nuestras relaciones se encuentra dañada por un conflicto o un resentimiento, pidamos la humildad para pedir perdón o perdonar, considerando que Dios es el primero que no duda en ofrecernos su perdón cuando nos acercamos a él arrepentidos”, añadió.
Por otro lado, Mons. Ocáriz compartió que, en la contemplación de la Sagrada Familia en el portal de Belén, “se nos viene a la cabeza la situación de tantas personas que, como María y José, carecen de lo necesario para cuidar de sus hijos”.
En este sentido, recordó las palabras del Papa León XIV en su exhortación apostólica Dilexi te: “Ningún gesto de afecto, ni siquiera el más pequeño, será olvidado, especialmente si está dirigido a quien vive en el dolor, en la soledad o en la necesidad”.
Por ello, animó a que, en este tiempo litúrgico, "no falten en vuestras familias algunos gestos concretos de afecto hacia los más necesitados, sabiendo ver en cada uno al mismo Jesús que nace en Belén”.
“Que el Niño Jesús renueve en nosotros la virtud de la esperanza que no defrauda, y que la Sagrada Familia nos enseñe a mirar el futuro con la confianza serena de quien se sabe en manos de Dios”, expresó al concluir su mensaje.






