El Papa León XIV ya se encuentra de regreso en Roma Roma tras culminar su visita al Líbano, el segundo país que formó parte del primer viaje apostólico de su pontificado, junto con Turquía. El Pontífice culminó su jornada con una Misa multitudinaria en el Beirut Waterfront, a la que asistieron unas 150.000 personas.
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El Papa León XIV reveló que le gustaría que su próximo viaje sea a Argelia, en África, donde fue obispo San Agustín; y expresó su preocupación por el pueblo de Venezuela, ante la posibilidad de una invasión por parte de Estados Unidos.
Así lo indicó en la rueda de prensa que ofreció en el avión en el que voló desde Beirut hasta Roma, al término de su primer viaje internacional en el que visitó Turquía y Líbano.
El Santo Padre también habló de las tensiones en Medio Oriente, de la guerra de Ucrania y del polémico Camino Sinodal Alemán, entre otros temas.
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El Papa León XIV ya está de regreso en Roma, junto con el séquito y los periodistas que lo acompañaron en su primer e histórico viaje que lo llevó a Turquía y al Líbano. El Airbus 320 que lo transportó desde Beirut aterrizó en el aeropuerto de Fiumicino a las 15:58 (hora local).
Esta tarde, el Papa León XVI partió de Beirut, concluyendo así su primer viaje apostólico internacional a Turquía y Líbano. Ahora se encuentra de regreso a Roma, llevando consigo las oraciones y esperanzas de estos pueblos. pic.twitter.com/X0YIcZhDCD
— ACI Prensa (@aciprensa) December 2, 2025
En uno de los momentos más emotivos de su viaje, el Papa León XIV escuchó y abrazó a las familias afligidas y a los supervivientes de la explosión del puerto de Beirut del 4 de agosto de 2020.
El Papa concluyó este martes su visita al país de los cedros con una ceremonia de despedida en el Aeropuerto Internacional de Beirut, antes de embarcar en el Airbus 320 que lo lleva de regreso a Roma.
El acto tuvo lugar en una sala especialmente acondicionada para la ocasión y contó con la presencia del presidente del Líbano, el cristiano maronita Joseph Khalil Aoun, y otras autoridades libanesas en la que la orquesta militar interpretó el himno del Vaticano.
El Santo Padre aprovechó su último discurso para renovar su llamado a la paz en un momento especialmente delicado para el país y la región, con una guerra a las puertas entre la milicia terrorista Hezbolá y el ejército de Israel en la frontera sur.
“Debemos reconocer que la lucha armada no aporta ningún beneficio. Mientras que las armas son letales, la negociación, la mediación y el diálogo son constructivos. ¡Elijamos todos la paz como camino, no solo como meta!”, señaló el Santo Padre que quiso saludar especialmente a las regiones que no pudo visitar —Trípoli, el norte, la Beqaa y el sur—.
“Que cesen los ataques y las hostilidades”, clamó el Pontífice.
El Papa expresó también su deseo de que el espíritu de fraternidad compartido en estos días se extienda “a todo Oriente Medio, incluidos aquellos que actualmente se consideran enemigos”.
El Papa se despidió del Líbano y aseguró que al abandonar esta tierra los lleva a todos en su “corazón”. “Hemos pasado tiempo juntos y, en el Líbano, este espíritu de encuentro es contagioso”, añadió, subrayando la calidez humana que encontró durante su estancia.
Por su parte el presidente libanés agradeció al Papa León XIV, al que llamó como “un padre que nos trajo consuelo” con su visita, subrayando que se trató de algo que “permanecerá grabada en la memoria del Líbano y de su pueblo”.
Le pidió además que el país permanezca en sus oraciones, recordando que los libaneses son “un pueblo de fe que rechaza la muerte y la partida”, “un pueblo fiel que ha elegido mantenerse firme en el amor, la paz y lo que es justo”, y “un pueblo fiel que merece la vida, que es digno de ella”.
Como estaba programado, el avión partió a las 11:45 (hora local). Está previsto que el avión que transporta al Pontífice aterrice en Roma a las 16:10 (hora local) tras tres horas de vuelo.
El don de la paz a “esta amada tierra”
Al finalizar la Misa, el Santo Padre recordó que ha viajado a Medio Oriente “como peregrino de esperanza”, implorando a Dios “el don de la paz en esta amada tierra, marcada por la inestabilidad, las guerras y el sufrimiento”.
“Cuando los resultados de sus esfuerzos por la paz se hagan esperar, les invito a levantar la mirada hacia el Señor que viene. Miremos hacia él con esperanza y valentía, invitando a todos a emprender el camino de la convivencia para la eternidad y la paz. Sean artesanos de paz, heraldos de paz, testigos de paz”, exhortó.
En este contexto, afirmó que esta tierra “necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia, para superar las divisiones políticas, sociales y religiosas, y abrir nuevos capítulos en nombre de la reconciliación y la paz”.
“El camino de la hostilidad mutua y la destrucción en el horror de la guerra se ha recorrido demasiado tiempo, con los deplorables resultados que todos tenemos ante nuestros ojos. ¡Necesitamos cambiar de rumbo, necesitamos educar nuestros corazones para la paz!”, exclamó.
"Que la Virgen les proteja siempre"
Desde el corazón de Beirut, el Papa rezó por los pueblos que sufren a causa de la guerra. También elevó “oraciones de esperanza” por una solución pacífica a las actuales disputas políticas en Guinea-Bisáu, y no olvidó a las víctimas y a sus familias del incendio en Hong Kong.
“¡Rezo especialmente por el amado Líbano! Pido una vez más a la comunidad internacional que no escatime esfuerzos en promover procesos de diálogo y reconciliación, y hago un sentido llamado a quienes tienen autoridad política y social aquí y en todos los países marcados por la guerra y la violencia: ¡Escuchen el clamor de sus pueblos, que piden paz!”.
Por último, les animó a tener valor y pidió a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de Harissa, que “les proteja siempre”.
Multitudes colmaron el Beirut Waterfront para la última Misa del Papa León XIV en el Líbano, donde el Santo Padre ofreció un mensaje de esperanza, gratitud y unidad al pueblo libanés en medio de sus graves dificultades políticas, económicas y sociales.
En una homilía profundamente emotiva, el Papa invitó a los fieles a reconocer las “pequeñas luces que brillan en lo hondo de la noche” y a trabajar por un Líbano unido, libre de violencia y abierto al encuentro.
Lee aquí la nota completa sobre la multitudinaria Misa en Beirut: https://goo.su/grUxjyo
En este momento, el Papa León XIV celebra la Eucaristía en el Beirut Waterfront, donde se habían estimado inicialmente alrededor de 100.000 fieles. Sin embargo, las autoridades locales informan que aproximadamente 150.000 personas están presentes en la zona para la Santa Misa en el Puerto de Beirut.
El lema del encuentro —“Bienaventurados los que trabajan por la paz”— marca el tono espiritual de la celebración. El Santo Padre inició la liturgia en francés con el saludo episcopal: “La paix soit avec vous” (“La paz sea con vosotros”), recibido con profunda emoción por la multitud reunida.
Las multitudes comenzaron a llegar al Paseo Marítimo de Beirut varias horas antes de la Misa con el Papa León XIV.
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📹Magdalena Wolinska-Riedi / EWTN News pic.twitter.com/FHd6ZgBdRi
En un ambiente de recogimiento y solemnidad, el Papa León XIV rezó en silencio en el puerto de Beirut, el lugar donde una gran explosión de nitrato de amonio dejó centenares de víctimas el 4 de agosto de 2020.
En un momento de recogimiento, el Papa León XIV rezó en silencio en el puerto de Beirut, donde la explosión de nitrato de amonio del 4 de agosto de 2020 dejó centenares de víctimas. El Pontífice se detuvo frente al monumento que honra a los fallecidos, en medio de los escombros… pic.twitter.com/ZrPU5GkMPo
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El Papa fue recibido por el primer Ministro y se detuvo frente al monumento que conmemora a las víctimas de la explosión, donde todavía se alzan los escombros de la tragedia. Después, depositó una corona de flores sobre los nombres de las víctimas y encendió una vela votiva.
Más tarde, el Pontífice saludó a aproximadamente 60 familiares de las víctimas —algunos de ellos sostenían carteles con las fotos de sus seres queridos—, también había una mujer mayor en silla de ruedas y varios niños, incluido un recién nacido en un cochecito. El Santo Padre escuchó con atención las historias de cada uno de los familiares y también les bendijo.
El puerto ocupa casi todo un lado del triángulo que constituye la península de la capital libanesa. Aquel día de agosto, una doble explosión causó la muerte de más de 200 personas, dejó heridas a otras 7.000 y sin hogar a 300.000.
El nitrato de amonio, confiscado en 2014 del barco abandonado MV Rhosus y almacenado en el puerto sin medidas de seguridad, provocó dos explosiones consecutivas: una primera menor, seguida de la segunda, considerada una de las explosiones no nucleares más potentes de la historia.
El episodio fue registrado como un evento sísmico de magnitud 3,3 por el United States Geological Survey.
A pesar de las repetidas solicitudes, a nivel nacional e internacional, para determinar las responsabilidades judiciales, no se han realizado investigaciones efectivas, independientes e imparciales.
En febrero de este año, tras años de suspensión, las investigaciones del juez Tarek Bitar se reanudaron, pero persisten incógnitas debido a los obstáculos e interferencias de líderes políticos y funcionarios estatales, que se negaron a comparecer en los interrogatorios, denunciando al propio juez.
Cinco años después de la explosión, las familias de las víctimas, los heridos y generaciones enteras de personas traumatizadas por la tragedia aún esperan justicia. En los últimos meses, el día ha sido declarado de duelo nacional, una calle ha sido dedicada a las víctimas del 4 de agosto de 2020 y el sitio de la explosión ha sido incluido entre los lugares de valor histórico.
A pocos minutos de la última gran celebración del Papa León XIV en Líbano, el Pontífice se dirige en el papamóvil al Puerto de Beirut para un sentido homenaje a las víctimas de la explosión del 2020.
Allí realizará un momento de oración silenciosa, depositará una corona de flores y saludará personalmente a familiares y sobrevivientes de la tragedia.

Entre ellos se encuentra Nada Abselader, quien sostiene en sus manos una bufanda con los nombres de todas las víctimas. Ella explica que ya había entregado esta misma bufanda al Papa Francisco hace un año y que ahora desea entregársela al Papa León XIV.

En la zona del puerto, unos 60 familiares, con las fotos de sus seres queridos, esperan detrás de un cordón de seguridad. Detrás de ellos se observan montones de escombros donde aún permanecen restos de edificios, automóviles y ropa.

Más de 100.000 personas participarán en la celebración, que incluirá lecturas en inglés, francés y árabe.

