El Festival Popular de Brujería realizado el fin de semana en Medellín causó controversia en Colombia, con reacciones de parte de representantes políticos, rezos del Santo Rosario y el pronunciamiento de la sede local de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), que manifestó que “la libertad religiosa no puede convertirse en un pretexto para relativizar la verdad”.

Se trató de un evento llevado a cabo en la sede de Comfama el 17 y 18 de octubre, organizado por la corporación Otraparte con motivo de los 50 años del primer Congreso Mundial de Brujería que tuvo lugar en Bogotá.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

En su promoción, los organizadores indicaron que el evento se llamaba Brujería por “su relevancia en la cultura latinoamericana a través de los intercambios populares presentes en la música, la tradición oral, las cocinas y las plazas”; y “por la intención de resignificar la conexión popular que históricamente se le ha dado, con especial énfasis en los saberes femeninos alrededor del mundo, así como en los ritos indígenas y afrodiaspóricos”.

Esto generó protestas que exigían la cancelación de la feria. Sin embargo, Comfama se negó a hacerlo aduciendo que no se irrespetaba “ningún credo ni práctica religiosa” y que “gracias a nuestra Constitución, en Colombia todos podemos creer o no en lo que queramos, así como expresar nuestras ideas con toda libertad”.

El programa contempló un mercado brujo con amuletos, pócimas, prendas, libros, bebidas y alimentos; talleres sobre ilustración arcana, astrología y amuletos; una charla sobre la reivindicación de la brujería, entre otras actividades como música y danzas.

Ante esto, grupos de fieles se organizaron para rezar el Rosario, como sucedió en el atrio de la parroquia San Ignacio.

Asimismo, parlamentarios como Luis Miguel López Aristizábal y Jhon Jairo Berrío criticaron a Comfama por realizar este tipo de eventos. “Los recursos públicos deben servir para educar, no para financiar prácticas contrarias a la fe”, expresó López Aristizábal.

Por su parte, ACN Colombia publicó un comunicado el 18 de octubre en el que reafirma su compromiso por la libertad religiosa. “No obstante —aclara—, la libertad religiosa no puede convertirse en un pretexto para relativizar la verdad, ni para promover, desde lo institucional, manifestaciones que abiertamente contradicen los valores fundamentales del Evangelio, el Magisterio de la Iglesia y el bien común”.

También señala que aunque presenten la brujería “como parte de expresiones culturales o ancestrales, con frecuencia se acompaña de prácticas que niegan la trascendencia del ser humano, banalizan el sufrimiento, distorsionan la fe y, en ocasiones, abren la puerta a realidades que no edifican ni liberan”.

ACN Colombia recuerda que una sociedad plural no implica una neutralidad moral y que “la exaltación pública de prácticas contrarias al Evangelio no es una expresión de libertad, sino un debilitamiento de los valores que sostienen nuestra convivencia”.

“Desde ACN no promovemos confrontaciones políticas ni condenas públicas, pero sí la oración, fuente de gracia, y creemos firmemente que los católicos, laicos y consagrados, debemos tener el valor de alzar la voz con respeto, firmeza y caridad cuando la verdad de Cristo es ignorada o ridiculizada en el espacio público. No para imponer, sino para iluminar”, expresa la sede en Colombia de la fundación pontificia.

Este 21 de octubre, Comfama publicó una carta en la que su director, David Escobar Arango, pidió disculpas “por el uso de términos como ‘brujería’”, argumentando que esta palabra y amuletos tienen “acepciones positivas en algunos espacios” asociados con la naturaleza o “mujeres sabias y poderosas”; aunque reconoció que en otros lugares estas mismas palabras están relacionadas con la maldad y el daño a las personas.

Según Escobar Arango, el contenido del evento fue “pacífico y amoroso”, pero reconoció que en futuros eventos deben elegir muy bien las palabras cuando se trata de un tema incómodo y controversial.