El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el Arzobispo Ettore Balestrero, dijo este 16 de septiembre que “es urgente restablecer un equilibrio pacífico en las relaciones internacionales y continuar un esfuerzo coordinado para promover el desarme en favor de la consolidación de la paz”.

El discurso de Mons. Balestrero, según recoge Vatican News, se enmarcó en la XIII reunión de la Convención sobre Municiones en Racimo, desde donde remarcó que “es una obligación legal” promover que más países se adhieran a la convención, para trabajar especialmente “en lo que respecta a la asistencia a las víctimas”.

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"La adhesión y el respeto al derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario, no son una forma de debilidad. Al contrario, son una noble forma de responsabilidad hacia toda la humanidad”, aseguró.

Mons. Balestrero dijo además que es “mediante la fuerza de la razón, no mediante la fuerza de las armas, que la justicia avanza”. En ese sentido, expresó que la Santa Sede condena el uso de armas en racimo, por sus peligrosos efectos sobre la población civil.

“La asistencia a las víctimas debe considerarse una responsabilidad compartida, arraigada en la cooperación y la solidaridad internacionales”, añadió el diplomático vaticano en su intervención de este martes.

Según cifras presentadas por el arzobispo, el año pasado existió un profundo desequilibrio de más de 2,7 billones de dólares entre los recursos destinados a gasto militar y aquellos utilizados para la asistencia a las víctimas de conflictos o a los necesitados de todo el mundo.

Esto representa un “escándalo”, según Mons. Balestrero, porque “no es posible una paz duradera sin un verdadero desarme”. Aunque es “legítimo y necesario” que cada país salvaguarde su soberanía, “la obligación de proveer a la propia defensa no debe convertirse en una carrera armamentista”, indicó.

“El derecho a la legítima defensa no es absoluto. Debe ir acompañado no sólo del deber de minimizar y, cuando sea posible, eliminar las causas profundas o la amenaza de conflicto, sino también del deber de limitar las capacidades militares a las estrictamente necesarias para la seguridad y la legítima defensa”, agregó el arzobispo.

Ante esta realidad, la Santa Sede llama a una decidida “promoción de negociaciones efectivas sobre desarme y control de armamentos y en el fortalecimiento del derecho internacional humanitario”.

Prevenir el aumento del armamento nuclear “es un imperativo moral”

También este 16 de septiembre, Mons. Daniel Pacho, subsecretario para Asuntos Multilaterales de la Santa Sede, participó en la 69ª Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), donde aseguró que garantizar el uso pacífico de la energía nuclear y prevenir la proliferación del armamento atómico “es un imperativo moral”.

Esta intención se hace “particularmente evidente en la era actual, en la que la incongruencia de asignar recursos valiosos al desarrollo y la acumulación de armas nucleares contrasta marcadamente con el hecho de que tantas personas en este planeta luchan por sobrevivir", dijo Mons. Pacho.

El subsecretario también expresó su preocupación por el significativo aumento del gasto militar en el mundo, de manera particular en materia nuclear, lo que califica como “una afrenta a toda la humanidad, ya que una confrontación nuclear grave tendría sin duda un impacto irreparable y devastador, y resultaría en una pérdida de vidas humanas sin precedentes”.

Mons. Pacho recordó las tragedias de Hiroshima y Nagasaki, que este año cumplieron 80 años, y recordó que para la Santa Sede es crucial respetar las misiones monitoreo y verificación de OIEA, “para reconstruir la confianza mutua necesaria para reanudar el diálogo, construir la paz y garantizar la seguridad regional y global".

Además, señaló que el ataque a instalaciones nucleares en medio de los conflictos en Ucrania y Medio Oriente tiene “el potencial de provocar una mayor escalada, agravando aún más la situación”, por lo que recordó las palabras de León XIV, quien ha llamado a “revitalizar la diplomacia multilateral” para resolver estas situaciones de manera pacífica.