Mons. Ramón Castro Castro, Obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), hizo un llamado a la conversión de los miembros del crimen organizado: “Permitan que Dios los transforme y que el mal perpetrado al prójimo no eche a perder su vida ni su conciencia”.

Ante una multitud congregada en el municipio de Cuautla, en el estado mexicano de Morelos, con ocasión de la Marcha por la Paz el sábado 13 de septiembre, Mons. Castro Castro pidió a los criminales que “vuelvan a la comunidad de la que se han apartado (...) Encontrarán siempre en la Iglesia una madre con los brazos abiertos y un padre que hace fiesta. Vean a sus paisanos, vean a sus amigos que sufren”.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

“Por eso los invitamos a deponer las armas y los invitamos a tener el amor por sus hermanos”, expresó el Obispo de Cuernavaca, en cuya jurisdicción se encuentra Cuautla.

“No dejen que las redes del mal los asfixien. Se puede vivir de otra manera. El dinero sucio que obtienen por la extorsión, la droga, el crimen, corrompe y genera muerte y tarde o temprano los esclavizan”, aseguró.

Morelos, entre los estados más violentos de México

De acuerdo al informe Índice de Paz México 2025, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, Morelos es el tercer estado más violento de las 32 entidades federativas del país. Cuautla ocupa el sexto lugar entre los municipios con las tasas de homicidio más altas de México, mientras que otros dos municipios mexicanos la acompañan entre los 20 primeros puestos: Cuernavaca, en el 13 y Jiutepec, en el 15.

El Índice de Paz México 2025 señala además que el 90,1% de los habitantes de Morelos considera que el estado es inseguro.

De acuerdo al “narcomapa” elaborado por el diario mexicano Milenio, en Morelos se disputan territorios casi una decena de grupos criminales, entre ellos el Cártel Jalisco Nueva Generación, los Beltrán Leyva, la facción del Cártel de Sinaloa conocida como “Los Chapitos” —dirigida por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán— y la Familia Michoacana.

“No estamos solos”

Mons. Ramón Castro Castro destacó en su mensaje, pronunciado al concluir la caminata, desde la Unidad Deportiva José María Morelos y Pavón, el “anhelo profundo que tenemos y esa necesidad de la paz”.

“Quisiera recordarles a cada uno de ustedes, sobre todo a los que más han sufrido: no estamos solos”, dijo, resaltando que “tenemos la riqueza de cada uno de nosotros. Veámonos, somos un solo pueblo, somos hermanos, somos un solo cuerpo, somos un pueblo de Dios”.

“Todos hemos (de) comprometernos con el bien común, ante, sobre todo, la situación dolorosa que atraviesa Morelos y particularmente esta región del Estado. Tenemos por desgracia muchos conflictos que no pueden ser ignorados o disimulados”, señaló.

Es necesario, dijo, “aceptar ese conflicto y tratar de resolverlo, transformarlo. Nosotros con la fe, pero también poniendo cada quien el granito de arena que le corresponde para un proceso que nos cambie”.

“El Señor nos ha dejado su paz, pero esa paz es una tarea. Y esta caminata es parte de esa tarea con la que tratamos de responder y de poner ese granito de arena”, aseguró Mons. Castro Castro.

El presidente de la CEM lamentó que la población enfrenta “el dolor, la angustia, la impotencia ante el crimen organizado, la violencia, la inseguridad, la impunidad, que es gran parte de la razón por la cual hay esa violencia, la corrupción, los homicidios y algo tan particularmente doloroso en esta parte del Estado que es la extorsión”.

“En el camino varias personas se acercaron y me dijeron, estamos cansados de esa extorsión, estamos cansados de ese ‘derecho de piso’”, compartió.

Recordando su emotivo encuentro durante la marcha con las Madres Buscadoras, colectivos de mujeres y familiares de desaparecidos que de forma independiente intentan encontrar a sus seres queridos vivos o muertos, Mons. Castro Castro lamentó que con frecuencia se enfrentan a “tantos obstáculos para lograr su objetivo”.

Además, el prelado subrayó que “no es posible la convivencia entre algunos servidores públicos y el crimen organizado”.

“El Señor conceda a aquellos servidores públicos que aman al pueblo la sabiduría para saber servirlos y encontrar esa seguridad que tanto necesitamos. Qué diferente sería México, qué diferente sería Morelos viviendo en la legalidad y en la justicia”, expresó.

La familia, clave en la construcción de paz

El Obispo de Cuernavaca recordó el papel clave de la familia para la construcción de la paz, pues ahí “está el lugar primario de humanización de la persona, de la sociedad, la cuna de la vida y del amor”.

“Es la familia donde aprendemos a ser buenos seres humanos, donde aprendemos los valores de nuestra vida, donde aprendemos lo que es la paz y es la justicia”, señaló.

“Por eso, la familia es insustituible en la educación de la paz y la profundidad del ser humano”, añadió.