Jimmy Lai, empresario católico autodidacta y magnate de los medios, construyó un imperio basado en la libertad de expresión y el periodismo veraz, pero hoy se encuentra tras las rejas como uno de los presos políticos de más alto perfil en China.
Jimmy Lai Chee-ying, conocido como Jimmy Lai, nació en Guangzhou (China) en 1947, durante la Guerra Civil China. Tras la toma del poder por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), la madre de Lai fue enviada a un campo de trabajo, dejándolo a él y a sus hermanos a su suerte durante su infancia.
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A los 12 años, Lai se escondió en un barco hacia Hong Kong, escapando de la China continental con la esperanza de una vida mejor. Llegó sin dinero y encontró trabajo en una fábrica de ropa, donde eventualmente ascendió a un puesto gerencial.
En Hong Kong, Lai identificó la necesidad de ropa de calidad y asequible. Fundó una cadena de tiendas de ropa llamada Giordano, que fue muy rentable y le proporcionó la riqueza necesaria para lanzar su conglomerado mediático Next Digital. La empresa se convirtió en la compañía de medios más grande cotizada en bolsa de Hong Kong, y publicó una popular revista semanal llamada Next Magazine.
Tras el éxito de la revista, Lai fundó Apple Daily en 1995. Este tabloide era conocido por su postura pro-democracia y su cobertura crítica hacia China y el gobierno de Hong Kong.
Entre su éxito en la industria de la moda y la popularidad de su empresa mediática, la historia de Lai se convirtió en un ejemplo de superación. En 2008, fue reconocido como “millonario Forbes”, con un patrimonio estimado en 1.200 millones de dólares. A pesar de su riqueza, el esposo y padre priorizaba la familia, la fe y los principios de la democracia y la libertad.
Convertirse en activista pro-democracia
A través de sus medios y otras actividades de defensa de derechos, Lai se convirtió en un crítico abierto del PCCh. Su activismo por la libertad de expresión llevó a su primer arresto el 10 de agosto de 2020, durante una redada en las oficinas de su periódico bajo una nueva ley de seguridad nacional.
La ley, aprobada por el gobierno controlado por los comunistas, restringió severamente la libertad de expresión en Hong Kong para acabar con lo que el PCCh consideraba subversión. Entró en vigor el 1 de julio de 2020, tras ser impuesta sin pasar por la Legislatura de Hong Kong.
Después de su arresto, Lai fue liberado bajo fianza mientras esperaba juicio. Tenía la oportunidad de salir de Hong Kong con su familia, ya que es ciudadano británico, pero decidió quedarse, comprometido con su misión y su fe.
Lai se convirtió al catolicismo en 1997. Había asistido a la Iglesia junto a su esposa católica, Teresa, durante años antes de su conversión. Finalmente, abrazó la fe y fue bautizado por el Cardenal Joseph Zen, Obispo Emérito de Hong Kong.
Tras decidir quedarse en Hong Kong, Lai dijo: “Si me voy, no sólo renuncio a mi destino, renuncio a Dios, renuncio a mi religión, renuncio a lo que creo”.
“Soy lo que soy. Soy lo que creo. No puedo cambiarlo. Y si no puedo cambiarlo, tengo que aceptar mi destino con alabanza”.
Lai fue arrestado nuevamente en diciembre de 2020 por cargos de fraude y se le negó la fianza. En los años siguientes, continuó recibiendo sentencias extendidas por cargos que incluían asambleas no autorizadas, protestas, otros cargos de fraude y participación en la vigilia de la Plaza Tiananmen de 2020, un servicio conmemorativo para quienes murieron en la masacre de Tiananmen en 1989.
El juicio en curso de Lai
Inicialmente programado para comenzar en 2022, el juicio por seguridad nacional se retrasó hasta el 18 de diciembre de 2023. El juicio continuó siendo pospuesto y a Lai se le negó la fianza a pesar de varias apelaciones. Cuando finalmente comenzó, Lai se declaró “no culpable” de los cargos de conspiración para coludir con fuerzas extranjeras y conspiración para publicar material sedicioso.
Se estimó que el proceso duraría 80 días, pero se extendió hasta el 11 de junio de 2024, cuando se extendió al 20 de noviembre de 2024. El caso ha tenido interrupciones que, según el gobierno, se debieron a "problemas de salud" y "mal tiempo".
Mientras espera en prisión, Lai se ha dedicado a la lectura religiosa y la oración, incluso creando dibujos religiosos, principalmente imágenes de la crucifixión de Cristo. El hombre de 77 años ha estado en confinamiento solitario por más de cuatro años, donde se le niega la Eucaristía y está sujeto a condiciones inhumanas.
Un tribunal de Hong Kong escuchó los argumentos finales el 18 de agosto, pero no está claro cuándo se emitirá el veredicto. El equipo legal de Lai ha dicho anteriormente que anticipa una condena, ya que está siendo juzgado bajo una ley que “esencialmente criminaliza la disidencia.” Por ello, la esperanza es que el apoyo internacional suficiente ayude a lograr su liberación.
Obispos católicos de todo el mundo han sido firmes en pedir la libertad de Lai, junto con varios líderes políticos. En agosto, el presidente Donald Trump prometió hacer “todo lo posible” para salvar a Lai de un encarcelamiento injusto. La familia de Lai se ha dedicado a difundir su historia y luchar por su liberación.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.





