Al término del rezo del Ángelus, el Papa Francisco dirigió su mirada a los países que están en guerra y exigió que se respete a las poblaciones civiles y se escuche su grito de paz, porque la gente “está cansada de la violencia”.
Ante los 20.000 peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, el Pontífice señaló que “desde hace tres años, el grito de dolor y el ruido de las armas han sustituido a la sonrisa que caracteriza al pueblo de Myanmar”.
“Por ello, me uno a la voz de algunos obispos birmanos, ‘para que las armas de la destrucción se transformen en instrumentos para crecer en humanidad y justicia’”, añadió.