Los cardenales en el Sínodo de la Sinodalidad, ¿preludio de un próximo cónclave?

El Papa Francisco en el Sínodo de la Sinodalidad El Papa Francisco dirige la oración en la congregación general del Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano, el 6 de octubre de 2023. | Crédito: Vatican Media.

Aunque no es exactamente un ensayo general para un próximo cónclave, el Sínodo de la Sinodalidad presenta un escenario para que numerosos cardenales interactúen, construyan alianzas y definan sus posturas sobre cuestiones complejas.

Una mirada a los asistentes revela el potencial del Sínodo para dar forma a la dinámica de un futuro cónclave, aunque no de una manera determinante.

Un vistazo numérico: los cardenales en el Sínodo de la Sinodalidad

Con 64 cardenales participando activamente en las discusiones en el Aula Pablo VI y socializando en la atmósfera más relajada de Roma después de las reuniones, el Sínodo podría sentar las bases para un eventual cónclave.

Sin embargo, las restricciones mediáticas en el Sínodo mantienen a estos cardenales en gran medida alejados de la vista pública, y su número es inferior a la mitad de los que actualmente podrían votar en un futuro cónclave.

De entre ellos, sólo ocho recibieron la birreta púrpura el 30 de septiembre, lo que sugiere que el Santo Padre no eligió a los cardenales pensando en el Sínodo, y viceversa: tampoco a los miembros del Sínodo pensando en los cardenales.

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Inicialmente, 54 cardenales figuraban como participantes en esta sesión de la Asamblea, incluyendo al secretario general del Sínodo de la Sinodalidad, el Cardenal Mario Grech, y su relator general, el Cardenal Jean-Claude Hollerich.

Hay cuatro purpurados que lideran Iglesias Católicas Orientales "sui iuris" —es decir, auto-gobernadas—, como el Cardenal Bechara Boutros Rai, Patriarca de la Iglesia Maronita.

Doce miembros del Colegio Cardenalicio son obispos elegidos por sus respectivas conferencias episcopales. Otros doce participan como líderes de dicasterios en la Curia Romana.

El Papa Francisco nombró directamente a 10 purpurados, todos ellos miembros del consejo ordinario del Sínodo.

De los ocho creados como cardenales el 30 de septiembre, tres lideran dicasterios en la Curia Romana y cinco se han unido gracias a nombramientos papales. Por lo tanto, las elecciones del Papa Francisco comprenden 15 purpurados entre los participantes en el Sínodo, igualando a los 15 jefes de los departamentos de la Curia Romana.

Curiosamente, en términos puramente numéricos, la elección personal hecha por el Santo Padre sobre los cardenales iguala a los provenientes de la Curia Romana.

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El tablero sinodal: figuras destacadas y sus roles

Buscando equilibrio, el Papa Francico permitió que la Iglesia en Estados Unidos enviara cinco representantes, entre ellos un solo cardenal, Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York. Luego seleccionó personalmente a otros cuatro purpurados de ese país —Robert McElroy, Wilton Gregory, Sean O'Malley y Blase Cupich—, quienes también están acompañados por el Cardenal Joseph Tobin, un miembro ordinario de la Secretaría del Sínodo.

La selección indica un esfuerzo sutil para armonizar los intereses eclesiásticos en todo el episcopado estadounidense.

Además, el Pontífice extendió su invitación al Cardenal Víctor Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, junto con los anteriores prefectos, los Cardenales Luis Ladaria Ferrer y Gerhard Müller, lo cual es digno de mención.

Aunque Ladaria finalmente renunció a asistir, el gesto de incluir a los tres muestra una deliberada inclusividad que también llamó la atención.

Posibles candidatos papales que surgen del Sínodo

La pregunta crucial sigue siendo si algunos "papabili" —potenciales candidatos al papado— pueden emerger de esta asamblea. La presencia del Cardenal Cristóbal López, Arzobispo de Rabat, es intrigante, ya que su nombre ha sido mencionado ocasionalmente como uno de esos posibles candidatos.

Del mismo modo, el Arzobispo Claudio Gugerotti, que ya ostenta el rango de cardenal, podría fortalecer la candidatura del actual prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, quien goza de un gran respeto en algunos sectores.

El Cardenal Matteo Zuppi, miembro ordinario del consejo del Sínodo, desempeña un papel importante en la misión en Ucrania y Rusia, lo que lo convierte en un personaje conocido y potencialmente un candidato viable.

Las intervenciones de estos purpurados, así como sus acciones durante la asamblea, serán probablemente observadas de cerca por sus colegas, pero sólo serán conocidas entre sus compañeros sinodales, dada la limitada comunicación pública sobre las discusiones.

La ausencia de un candidato potencial, el Cardenal Péter Erdő, quien fungió como relator general en los Sínodos de la Familia 2014-2015 y goza de un especial respeto entre sus colegas, es bastante conspicua y plantea preguntas: ¿Podría su ausencia llevar a muchos a pensar en otros candidatos, o ello podría ser más bien un punto a su favor?

Evaluando la importancia del Sínodo en el proceso de la elección papal

Este Sínodo busca emular el espíritu colaborativo del Concilio Vaticano II, donde prelados y cardenales de todo el mundo se reunieron para discutir los asuntos de la Iglesia y supervisar los avances del Concilio.

A los cardenales que asisten a la reunión se les encomienda conocerse, conversar, reunirse en privado y, en última instancia, comprenderse mutuamente.

Aunque aún queda por verse cuán determinantes serán las interacciones de los purpurados en la elección del próximo Papa, este Sínodo representa una plataforma única para que muchos de ellos estén en Roma, en el corazón del cristianismo, y comprendan su funcionamiento interno.

Sin embargo, el éxito del Sínodo, y si será decisivo para allanar el camino hacia un candidato papal, dependerá de la calidad del debate sinodal, ya que o revitalizará a la Iglesia o simplemente será una discusión autorreflexiva que no conduzca a la renovación.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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