San Juan Pablo II, en audiencia del 04 de noviembre de 1981, realizada meses después de sufrir aquel trágico atentado a manos del turco Ali Agca, resaltó ciertos detalles que lo asemejaban a San Carlos Borromeo y que, de hecho, lo unieron espiritualmente mucho a él.
El Papa empezó su discurso diciendo: “He aquí el papel que San Carlos realiza en mi vida y en la vida de todos los que llevan su nombre… ”. Se trataba de un primer detalle, relacionado precisamente con su nombre de pila: “Karol” [Wojtila] es “Carlos”. San Juan Pablo II había recibido de sus padres el nombre del santo en el bautismo.
Un segundo detalle los unió aún más fuerte: ambos habían sido víctimas de atentados contra sus vidas, y, claro está, habían sobrevivido milagrosamente. Así como se pretendió acabar de un disparo con la vida del arzobispo de Milán en el siglo XVI, el Papa Peregrino recibió cuatro disparos en el cuerpo en mayo de 1981. Ambos lograron sobrevivir a aquellas circunstancias, y aunque sus vidas corrieron serio peligro, ambos tuvieron la gracia de una ‘segunda oportunidad’, una ‘segunda vida’.
Juan Pablo II se refería a esta experiencia así: “(Haber sobrevivido permite) mirar la vida de modo nuevo: esta vida (…) está unida a la memoria de mis padres y simultáneamente al misterio del bautismo, y al nombre de San Carlos Borromeo”.