La Iglesia Católica en México invitó a vivir la Navidad como un tiempo de renovación espiritual, con un llamado especial a las familias, a quienes exhortó a que “miren nuevamente al pesebre”.

En un comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) destacó el papel central del hogar en la fe cristiana, al señalar que la familia es el “santuario que Dios eligió́ para hacerse presente en la historia, la familia es el lugar sagrado donde la vida se comunica, se recibe y se ama”.

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Los obispos propusieron como referencia el testimonio de la Sagrada Familia, invitando a contemplar a san José, descrito como un “hombre justo que protege la vida, que trabaja con sus manos y que se levanta para poner a salvo a los suyos”; a María, “la madre que guarda todo en su corazón”; y a Jesús, el Hijo, cuya presencia “santifica los lazos más sencillos y sólidos del amor humano”.

No obstante, reconocieron que en el contexto actual muchas familias “enfrentan tantas tormentas e incertidumbres”. A ellas, el Episcopado dirigió un mensaje de esperanza al reiterar que en esta Navidad “miren nuevamente al pesebre. Ahí está la respuesta que Dios nos ofrece. El amor sencillo, fiel y cotidiano, es más fuerte que cualquier amenaza”.

Asimismo, exhortaron a que durante la Nochebuena y el día de Navidad se permita que la presencia de Cristo “ilumine nuestro corazón herido por la discordia y el Niño de Belén nos recuerde que somos profundamente amados por nuestro Dios y que nunca nos abandona en medio de nuestros anhelos y sufrimientos”.

2026: conmemoración de los mártires

De cara al año que comienza, los obispos compartieron una reflexión en el marco del centenario del inicio de la Guerra Cristera en 2026, en un marcado por la severa restricción de la libertad religiosa en México, cuando el gobierno prohibió, entre otras disposiciones, el uso del traje talar por parte de los sacerdotes, la enseñanza religiosa en las escuelas y la existencia de congregaciones.

Durante ese periodo se utilizó el grito “¡Viva Cristo Rey!”, una expresión que, según los obispos “no era un grito de guerra, sino de amor. Amor a Cristo, amor a la libertad religiosa, amor a una patria donde se pueda vivir la fe sin temor”.

Los obispos mexicanos han estimado en unos200.000 los mártires asesinados durante la persecución religiosa del gobierno.

En ese sentido, destacaron que la memoria de los mártires no debe quedarse en el pasado, sino convertirse en compromiso vivo, al insistir en que no sea “nostalgia, sino profecía”, y plantearon la pregunta sobre el testimonio que hoy corresponde dar en favor del Reino de Cristo, “reino de paz, de libertad, de justicia y de amor”.

Finalmente, los obispos afirmaron que México necesita reconciliación, la cual, advirtieron, no debe entenderse como “debilidad; es la fortaleza de quienes saben que solo el amor construye”.

El episcopado expresó su deseo de que 2026 sea un año en el que México se consolide como un país “donde Dios sea ensalzado, donde su amor sea puesto de manifiesto, donde cada hijo suyo encuentre un hogar”.