El Banco de Alimentos de Cali llevó asistencia humanitaria a barrios necesitados del puerto de Buenaventura y del corregimiento de Robles, en el departamento del Valle del Cauca, “como un acto de amor” gracias a la colaboración de los donantes.
En una nota, el Banco de Alimentos indicó que “la misión en Buenaventura se llevó a cabo en los barrios San Francisco de Asís, Miramar y Los Ángeles el 10 de diciembre. La misión en Robles, zona rural de Jamundí, se realizó el 12 de diciembre, reafirmando el compromiso del Banco de llegar donde otros no llegan y ser un signo concreto del amor de Dios”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En estos lugares fueron distribuidos “1.000 kits de alimentos, 1.000 kits de aseo, 1.000 kits de snacks, 4.500 unidades de ropa y calzado y otros elementos vitales”.
“Cada misión representó una inversión social cercana a los 400 millones de pesos, un acto de amor posible únicamente gracias al compromiso de los donantes y aliados que confían en esta obra”, destacó el Banco de Alimentos de Cali.
Por ello, agradeció a los miles de personas que participaron solidariamente en la Ayudatón 2025, pues con su contribución se logró “entregar apoyos esenciales a familias que viven en condiciones de profundo abandono y necesidad”.
El P. Joaquín Alberto Gómez Rendón, director ejecutivo del Banco de Alimentos de Cali, dijo que “en esta Navidad quisimos ser instrumento de Dios para acompañar a nuestros hermanos que más sufren. Cada kit entregado fue un abrazo, una palabra de fe y un recordatorio de que nunca están solos”.
En su nota, el Banco de Alimentos indicó que estos territorios están “marcados por la pobreza extrema, el abandono, las fronteras invisibles y la violencia que condiciona la vida diaria de sus habitantes. Comunidades enteras viven sin acceso a agua potable, sin alimentos suficientes y sin las condiciones básicas para sostener una existencia digna”.
Por ello, las misiones llevadas a cabo el 10 y 12 de diciembre “recordaron que todos somos seres humanos, creados para ser tratados con bondad, misericordia y amor, y que un gesto de compasión auténtica puede transformar una vida y encender nuevamente la luz de la esperanza”.




