El Papa León XIV alentó a los superiores generales, reunidos hasta el 28 de noviembre en su 104ª asamblea, a afrontar el desafío del mundo digital de la mano de Dios, anclados en la oración y en el encuentro personal con los hermanos.

El Santo Padre se reunió este miércoles en el Vaticano con los más de 160 consagrados que participan en la asamblea que tiene como lema “Fe conectada: vivir la oración en la era digital”.

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“La oración es fundamental para la existencia de toda persona consagrada: un espacio relacional en el que el corazón se abre al Señor, aprendiendo a pedir y recibir con confianza y gratitud su amor que sana, transforma e impulsa la misión”, destacó León XIV.

“Así damos testimonio de lo que realmente somos: criaturas necesitadas de todo, abandonadas en las manos providentes y buenas del Creador”, agregó.

El Pontífice alentó a cultivar la fe, habiendo sido él mismo superior general de los agustinos, “para que no se debilite, quizá por la huida o la defensa, ni se vea sofocada por la ansiedad o la presunción de sentirnos ‘administradores de muchos servicios’”.

Cuando esto pasa, advirtió, puede suceder que se termine “deslumbrados por el foco de la eficiencia, aturdidos por el humo del compromiso o bloqueados por la parálisis del miedo”.

Ante esto, subrayó León, el Jubileo 2025 “nos ofrece una valiosa oportunidad para volver a lo que importa, aferrándonos al corazón ardiente de Dios, para que su luz y su calor guíen y alimenten nuestro progreso personal y nuestros caminos comunitarios”.

El Papa recordó luego la importancia de encontrarse con los hermanos, comenzando por los de la misma orden o congregación, “en los que todos están profundamente conectados por la misma humanidad, por la misma fe, por la pertenencia a Cristo y por la vocación que une en fraternidad”.

El desafío del mundo digital

El Papa León destacó que, “por un lado, ofrece inmensas posibilidades para el bien, tanto para la vida comunitaria como para el apostolado. Sería miope ignorar las extraordinarias oportunidades que proporciona para la comunión y la misión, permitiéndonos llegar a personas distantes, compartir la fe a través de nuevos idiomas, llegar incluso a aquellos que, por medios ordinarios, luchan por acercarse a nuestras comunidades”.

Sin embargo, estos mismos recursos “pueden influir fuertemente, y no siempre para mejor, nuestra manera de construir y mantener relaciones”, tentando con usar “la mera conexión virtual” para reemplazar “la presencia, la escucha prolongada y paciente, y un profundo compartir de ideas y sentimientos que son indispensables”.

“Como superiores —exhortó el Papa— tienen la responsabilidad de salvaguardar la fraternidad y la comunión también en este ámbito, asegurándose de que los medios técnicos no comprometan la autenticidad de las relaciones ni reduzcan el espacio necesario para cultivarlas”.

Un ejemplo de esto, dijo León XIV, es que “los instrumentos tradicionales de comunión, como los capítulos, los concilios, las visitas canónicas y los momentos formativos, no pueden relegarse al ámbito de las conexiones remotas”.