El espiritismo es incompatible con el cristianismo tanto por su concepción de Dios como por las prácticas que realizan sus promotores, por lo que es importante estar alertas para no desviarse de la verdadera doctrina ni caer en manos de falsos profetas.

Esta ha sido la advertencia dada por el Arzobispo de Medellín (Colombia), Mons. Ricardo Tobón Restrepo al abordar prácticas como la adivinación y la necromancia, tan difundidas en la sociedad como lo mostró el reciente Festival Popular de Brujería llevado a cabo en esta ciudad.

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En un artículo publicado en el sitio web del Episcopado colombiano, Mons. Tobón explicó que en el ser humano hay una tendencia “hacia lo misterioso y una atracción por experiencias extrañas y ocultas” que es usada por los practicantes del espiritismo moderno.

Este espiritismo moderno, indicó, se inspira en prácticas antiguas y sostiene las tesis de que se puede “tener comunicación con entidades espirituales desencarnadas”, que existe la reencarnación, varios mundos habitados y que hay una “identificación entre lo natural y lo sobrenatural y entre la religión y la ciencia”.

“La más grave expresión de la adivinación es precisamente ésta de la necromancia o espiritismo, es decir, recurrir a los espíritus de los muertos para a través de ellos desvelar el futuro o cualquier otro aspecto de la vida”, señaló el arzobispo.

En ese sentido, indicó que los grupos espiritistas siguen doctrinas desarrollas por autores como Allan Kardec, quien escribió El Libro del Espiritismo y El Evangelio según el Espiritismo, entre otras obras.

Se trata de “doctrinas que no son aceptables desde la fe cristiana. Por ejemplo, no creen en un Dios personal, sino más bien en un concepto panteísta, que unifica a Dios con el conjunto de todas las cosas; al aceptar la reencarnación niegan la obra redentora de Cristo y piensan que todo funciona en el universo por una causa automática”, advirtió Mons. Ricardo Tobón.

Su modo de actuar y las consecuencias en las personas

En su artículo, el Arzobispo de Medellín explicó que los rituales del espiritismo “mezclan elementos cristianos, supersticiosos y de brujería”, como “amuletos, sahumerios, agua bendita, rezos”, incluso se atreven a utilizar figuras de santos, como sucede con la imagen de San José Gregorio Hernández, el nuevo santo venezolano. 

“Entre los fenómenos espiritistas o parapsicológicos, que a veces se dan en estas sesiones, se enumeran: el magnetismo o influjo de la energía vital sobre otros cuerpos, la telepatía o proyección a distancia de una influencia sugestiva por medio de la mente, el sueño hipnótico durante el cual la persona responde preguntas con aparente conocimiento de cosas ocultas, la levitación de objetos ligeros bajo el ascendiente del médium, el movimiento de objetos en la ouija o tablero alfabético, la escritura automática, etc.”, señaló.

Sin embargo, aclaró que “en cada caso debe estudiarse el origen de estos fenómenos, que ciertamente no son producidos por espíritus, sino por cierto magnetismo de las personas o por trucos engañosos”.

El prelado escribió que “algunos de estos fenómenos pertenecen al ámbito de la parapsicología y, por tanto, al dominio de la ciencia, aunque siguen siendo de difícil explicación; a veces presentan un cierto halo de misterio que suscita interrogantes sobre la realidad de la vida y de la muerte”.

Mons. Tobón indicó que generalmente sus promotores usan esto “con fines ambiguos, falsamente religiosos, incluso con propósitos comerciales o de dominio de las personas”.

Por ello, alertó que estas sesiones de invocación a los muertos llevan a “una forma de alienación del presente y produce una mistificación de la fe en el más allá”, generando “confusión, miedo y aun ciertas enfermedades mentales en algunas personas”.

Además, causan, “especialmente en los jóvenes, grandes equivocaciones y no pocas veces con consecuencias preocupantes a nivel moral”.

“Es evidente, por tanto, que estas prácticas son inaceptables. En lugar del sentido religioso, de la búsqueda de Dios y de la participación en la vida sacramental, introducen comportamientos incompatibles con la verdad de la fe cristiana”, reiteró. 

Mons. Ricardo Tobón recordó que ya desde el Antiguo Testamento se ha condenado con severidad la adivinación y la nigromancia, porque “todo el que practique estas cosas expresa una abominación hacia Dios”.

“Sólo el conocer y el vivir el Evangelio nos libra de estas formas de neopaganismo, que engañan, desubican de la realidad, traen situaciones preocupantes a nivel psíquico y, sobre todo, alejan de Dios, única fuente de la verdad y de la vida”, aseguró.