Mons. John D. Persaud, Obispo de Mandeville (Jamaica) hizo un dramático recuento de la devastación del huracán Melissa en su diócesis y, aunque el panorama es desolador, afirmó que hay distintos signos como un tabernáculo intacto en una iglesia, que suscitan la esperanza en Dios.

“Será un camino largo y doloroso hacia la recuperación, pero Dios nos ha dado señales (un Tabernáculo intacto en la Iglesia de Santa Teresa en Black River, la Iglesia del Espíritu Santo en Magotty sin daños) de que Él está con nosotros y seguirá caminando con nosotros. El espíritu del pueblo jamaiquino es increíble y resistente”, dijo el prelado en un mensaje publicado el 7 de noviembre.

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El texto del obispo comienza con una cita bíblica (Romanos 12:12-13), que señala, entre otras cosas, que “si tienes esperanza, esto te hará alegre. No te rindas si vienen pruebas; sigue orando”.

Con vientos sostenidos de casi 300 kilómetros por hora, el huracán Melissa ha arrasado la región, causando destrucción y cobrándose hasta 50 vidas desde que tocó tierra el 28 de octubre. El país más afectado ha sido Jamaica, seguida por Cuba y Haití.


En su mensaje, Mons. Persaud dijo que no estaba en la isla cuando pasó el huracán Melissa y que lo que vio en la televisión no lo preparó “para lo que finalmente experimenté al visitar comunidades en la Diócesis de Mandeville. ES GRAVE. En algunos lugares parecía una ‘zona de guerra’ como Ucrania o Gaza”.

“Cuatro de nuestras comunidades en la Diócesis de Mandeville fueron gravemente afectadas: Black River (que ha estado muy presente en las noticias y claramente fue la más golpeada), Magotty, Balaclava y Santa Cruz: todas en la parroquia civil de St. Elizabeth. Esto no significa que otras áreas no tengan daños y destrucción, pero no en la misma magnitud”, detalló el obispo.


“Todos nuestros edificios en Black River han quedado prácticamente destruidos: iglesia, escuela y rectoría. En Magotty, el techo de la Rectoría se ha ido, el convento se ha perdido y otros edificios han sido destruidos, PERO la Iglesia permanece en pie casi intacta”, continuó.

Siguiendo con la devastación dejada a su paso por Melissa, el prelado explicó que en “Balaclava, el edificio que alberga a las Hermanas Misioneras de la Caridad y un hogar para los necesitados ha perdido su techo. Las puertas de la iglesia fueron arrancadas y destruidas. En Santa Cruz hubo algunos daños menores en la iglesia, y perdimos el techo de la clínica médica. Hemos perdido techos en la cancillería, la rectoría catedral, la parroquia, el convento y las tres escuelas”.


Tras relatar otros daños, el obispo lamentó que “la iglesia en Savanna-la-Mar ha sido destruida y se reportan daños importantes en la escuela Sir Clifford Campbell. En Lucea, hemos perdido una gran parte del techo de la iglesia. El techo de la iglesia en Discovery Bay está completamente desaparecido. Seaford Town ha sido gravemente afectado: todos nuestros edificios han perdido sus techos. El párroco actualmente está durmiendo en su auto”.

Signos de esperanza

El obispo dijo luego que él está bien, “todos nuestros sacerdotes y hermanas religiosas están bien. Nuestros cuerpos están cansados, pero nuestro espíritu es fuerte”.

“En este momento, estamos tratando de responder a las necesidades urgentes: cubrir techos, proveer agua, alimentos, kits de higiene, lámparas, etc. Esto se está haciendo con socios como Caritas International, Catholic Relief Services, Food For The Poor (FFTP), Samaritan’s Purse y otros, explicó.

Finalmente, el obispo agradeció el apoyo y la oración de todos y comentó que están “experimentando verdaderamente lo que significa ser IGLESIA, el Cuerpo de Cristo. Al enfrentar el futuro, sabemos que ustedes caminan con nosotros y esto nos da mucho ánimo y esperanza”.