Sophia Forchas, de 12 años, finalmente regresó a casa tras pasar 57 días hospitalizada por las graves heridas que sufrió en el mortal tiroteo del 27 de agosto en la iglesia católica de la Anunciación, en Minneapolis, que cobró la vida de dos estudiantes.
Sophia recibió una emotiva despedida a las afueras del hospital el 23 de octubre.
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En un comunicado publicado en la página de GoFundMe de la familia, los padres de Sophia, Tom y Amy Forchas, escribieron: "¡Hoy es uno de los días más extraordinarios de nuestras vidas! ¡Nuestra querida hija, Sophia, regresa a casa!".
Agradeciendo al equipo médico que trabajó diligentemente para salvar a su hija, la pareja también escribió: "Les agradecemos desde lo más profundo de nuestro corazón. Nunca olvidaremos la atención de primera clase que la sostuvo. Su compromiso nos ayudó a salir adelante".
Sophia aún tiene un largo camino por recorrer con la terapia ambulatoria, pero sus padres dijeron: “Nuestros corazones están llenos con una alegría indescriptible al ver cómo su habla mejora cada día, cómo su personalidad vuelve a brillar y cómo puede caminar, nadar e incluso driblear una pelota de baloncesto. Cada paso que da es un testimonio viviente de la infinita gracia de Dios y del poder milagroso de la oración”.
El Arzobispo de St. Paul y Minneapolis, Mons. Bernard Hebda, declaró al National Catholic Register, socio informativo de CNA: “Celebro con la comunidad de la Anunciación el regreso a casa de Sophia Forchas. Fue muy conmovedor que pudiera acompañarnos anoche para el Rosario diario de las 9:00 a las afueras de la iglesia”.
“Ella y su padre —añadió— agradecieron a la comunidad las numerosas oraciones que han recibido durante el tiempo que Sophia estuvo en el hospital y en el centro de rehabilitación. Les pido que se unan a mí para seguir orando por la pronta recuperación de todos los afectados por la tragedia de la Anunciación, y especialmente por las familias y seres queridos de Harper Moyski y Fletcher Merkel”.

En una conferencia de prensa el 5 de septiembre, el neurocirujano Walt Galicich, del Centro Médico del Condado de Hennepin, declaró que, para tratar las lesiones de Sophia, intentaría "atravesar el cerebro normal para llegar hasta allí" y potencialmente causar más daño. Dada la presión en su cerebro, la supervivencia de Sophia era extremadamente baja.
El neurocirujano dirigió a un equipo que realizó una craneotomía descompresiva, que extirpó la mitad izquierda del cráneo para aliviar la presión cerebral.
"Si me hubieran dicho en este momento que, 10 días después, estaríamos aquí con un rayo de esperanza, habría dicho: 'Se necesitaría un milagro'", declaró Galicich entre lágrimas a la prensa en septiembre.
La madre de Sophia, quien trabaja como enfermera pediátrica en la unidad de cuidados intensivos del hospital donde fueron trasladadas las víctimas, no tenía ni idea de que la escuela de sus hijos había sido atacada ese fatídico día. Al principio, desconocía que una de las tres pacientes era su propia hija.
El hermano menor de Sophia también presenció el tiroteo en la escuela. Gracias a Dios salió ileso, aunque aún sufre el trauma debido al terrible suceso y a las graves heridas de su hermana.
Tras los 57 días de hospitalización de Sophia, Galicich le dio un fuerte abrazo a su joven paciente al salir del centro médico entre vítores y aplausos de su familia y compañeros de clase. Incluso el jefe de policía de la ciudad estuvo presente, llevándola a dar un paseo por la ciudad en una limusina para celebrar la ocasión.
En declaraciones al Minneapolis Star Tribune, el jefe de policía Brian O'Hara calificó el regreso de Sophia a casa como "nada menos que un milagro".

Los padres, Tom y Amy, también destacaron la importancia de la oración en la sanación de su hija. En su declaración escribieron: “Esas oraciones provinieron de familiares, amigos e innumerables almas de todo el mundo; muchos de los cuales nunca habían conocido a Sophia, pero la animaron con amor incondicional. Sus oraciones han sido una fuente de consuelo, esperanza y sanación para toda nuestra familia. Estamos seguros de que Dios escuchó a cada uno de ellos”.
Los Forchas expresaron sus condolencias a las familias que perdieron a sus hijos en el tiroteo. “Seguimos orando por aquellos cuyas vidas se perdieron trágicamente en ese día desgarrador. Que su recuerdo sea eterno”, escribieron.
Los padres de Sophia también manifestaron su cercanía a los que resultaron heridos y pidieron “que Dios conceda sanación, consuelo y su paz a todos los que sufren. A aquellos cuyos corazones están endurecidos por la desesperación, que la gracia del Espíritu Santo los ablande. Oramos para que la Trinidad llene el mundo de compasión y amor”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.




