El Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, aseguró que Carlo Acutis, canonizado por el Papa León XIV el pasado 7 de septiembre, hablaba de Jesús sobre todo con su rostro “radiante” y “sonriente”.
“Muchos, al ver su imagen, se sienten tocados por su sonrisa: Carlo hablaba de Jesús ante todo con su rostro radiante, luminoso y sonriente. Nos enseñó a vivir la exhortación de San Pablo: ‘Alegraos siempre en el Señor’”, aseguró en la homilía de la Misa que presidió este domingo con motivo de la celebración de la primera memoria litúrgica del joven santo.
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La celebración tuvo lugar en la iglesia de Santa María la Mayor – Santuario del Despojo (Santuario della Spogliazione) en Asís. En el lateral de la nave de esta iglesia reposa en una urna de cristal el cuerpo de San Carlo Acutis, fallecido en 2006 a causa de una leucemia fulminante con 15 años.
Antes de la Misa, en la que estuvieron presentes autoridades civiles, militares y religiosas, así como los padres del joven santo, Antonia Salzano y Andrea Acutis, el purpurado italiano rezó unos minutos ante su tumba.

“Carlo es una nueva perla de esta ciudad de santos y un gran don para la Iglesia: que su testimonio dé abundantes frutos de santidad entre los jóvenes”, aseguró el Cardenal Parolin.
“La Palabra de Dios retrata a Carlo”
“La Palabra de Dios que acabamos de escuchar retrata casi fotográficamente a Carlo y su espiritualidad, y él a su vez nos ayuda a comprenderla con el ejemplo de su vida”, indicó, según recoge Vatican News, citando la Segunda Lectura, en la que san Pablo se dirige a los fieles de Filipos, la primera comunidad europea evangelizada.
“Desde la prisión —continuó el Cardenal Parolin— Pablo invita a todos a la comunión, recordando el himno litúrgico en el que se dice que Jesús se despojó de toda su gloria divina para hacerse uno de nosotros, hasta la muerte en la cruz”.
“Es hermoso recordarlo aquí, en este Santuario de la Spogliazione, que evoca no sólo el gesto de Francisco al despojarse de todo para hacer de Cristo su único tesoro, sino antes aún el despojamiento de Cristo, que Francisco quiso imitar”, explicó al recordar que el santuario lleva el nombre de la Spogliazione (despojo) porque recuerda el momento en el que San Francisco de Asís renunció a los bienes materiales para seguir a Cristo.
Su madre “ha dicho muchas veces que lo que más extraña de él son sus bromas”
El Cardenal Parolin destacó en esta primera memoria litúrgica de San Carlo Acutis que en el Evangelio hay un claro “llamado a la alegría”. “Todo el anuncio del Evangelio está orientado a la alegría: el Hijo de Dios descendió del cielo para hacernos felices. ¿Y quién mejor que Carlo puede explicarlo? Su madre, Antonia, ha dicho muchas veces que lo que más extraña de él son sus bromas y su buen humor, con los que sabía hacer reír y sonreír”, insistió el purpurado.
“El cristianismo es un mensaje de salvación y Jesús nuestro Salvador: ¿cómo no alegrarse?”, agregó. De este modo, señaló que los “cristianos tristes y que se quejan no son buenos testigos del Evangelio”.
“Y si bien la vida conoce el sufrimiento —basta pensar en las muchas guerras horrendas que hoy se libran con tanto derramamiento de sangre—, esto nos invita a vivir también el otro mandato de Pablo: ‘gozar con los que gozan y llorar con los que lloran’. Pero ese llanto debe ser de compasión y amor, que no quita la alegría, la paz ni la esperanza”, señaló.

“Carlo, maestro de belleza y bondad”
El Cardenal Parolin también se refirió a San Francisco de Asís, recordando una estrofa del Cántico de las Criaturas: “Bienaventurados los que soportan en paz, porque de ti, Altísimo, serán coronados”.
A la luz de la primera lectura, explicó, “vemos cómo el modo de vida cristiana que describe Pablo encaja perfectamente con la vida de Carlo: su existencia, marcada por la normalidad, lo hace un joven de nuestro tiempo. Amó todas las cosas bellas de la vida, y en él resuenan las palabras de Pablo: ‘todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable y digno de alabanza, sea objeto de vuestros pensamientos’”.
“Hay que recordar a los jóvenes que Jesús no quita nada de las cosas bellas de la vida”
Asimismo, consideró que San Carlo Acutis fue “un maestro de belleza y bondad, porque usó las cosas del mundo con un corazón puro, haciendo de Jesús el centro de su vida”.
“Hoy más que nunca hay que recordar a los jóvenes que Jesús no quita nada de las cosas bellas de la vida; todo viene de Dios y es bueno en sí mismo. Lo que hace malas las cosas es el pecado”, aseguró.
Y añadió: “Éste fue su programa: ‘estar siempre unido a Jesús’, y ese fue también el secreto de su originalidad. Cuando decía que todos nacemos originales y morimos fotocopias, hablaba también de sí mismo: no quiso ser una copia ni seguir las modas, sino ser plenamente él mismo, lleno del Señor Jesús”.
“La Eucaristía, su autopista hacia el cielo”
“Para llenarse de Jesús —prosiguió el Secretario de Estado del Vaticano—, Carlo comprendió que lo tenemos al alcance de la mano. Gracias a la presencia eucarística, no necesitamos buscarlo en otra parte del mundo. Decía que existe un camino, mejor aún, una autopista especial, libre de peajes, atascos y accidentes: esa autopista es la Eucaristía”.
El Cardenal Parolin constató que muchas personas vienen a este santuario que custodia sus restos, y otras reciben sus reliquias porque el primer santo millenial “atrae a muchos por el camino del bien”. “Desde este santuario, junto con San Francisco, habla al mundo y nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad. Con la sencillez de su vida nos enseña que la santidad es posible en cualquier edad y condición”.
“Carlo —concluyó— es una nueva perla de esta ciudad de santos y un gran don para la Iglesia: que su testimonio produzca abundantes frutos de santidad entre los jóvenes”.






