Los responsables de la pastoral penitenciaria en España se muestran preocupados por el aumento de las enfermedades mentales entre la población reclusa, así como por la situación de los convictos extranjeros y las mujeres presas con cargas familiares.
El P. José Antonio García Quintana, SJ, director del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), denuncia “la falta en la atención médica, psicológica y psiquiátrica de la población carcelaria” en el informe anual dado a conocer este miércoles 24 de septiembre de 2025, con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced.
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El sacerdote jesuita explica que “hay un aumento de casos diagnosticados y un déficit de atención de esas problemáticas, lo que provoca situaciones de estrés y mucho trabajo entre los profesionales que trabajan en los recintos penitenciarios”.
“Es una situación que nos desborda a todos y que nos sobrepasa. Creemos que falta una respuesta institucional adecuada para esas personas con patologías graves de salud mental, donde puedan ser atendidas de la mejor manera posible y no criminalizar su enfermedad. Creemos que los recursos comunitarios, con la debida adaptación a la situación penal, podrían ser una solución”, añade.
Desde la CEE también se denuncia “una falta de respuesta institucional ante la creciente población que proviene de otros países y que se ven abocados a delinquir y cumplen su pena en los recintos penitenciarios”.
En este ámbito, se destaca “la falta de apoyo familiar, arraigo, vínculos sociales” que padecen los extranjeros presos, muchas veces a edades muy tempranas, lo que “ofrece un panorama oscuro sobre qué respuesta dar desde las instituciones sociales y comunitarias”.
A su juicio, esta situación se agrava “con la creciente polarización política y la utilización sin escrúpulos con fines electorales del problema migratorio, especialmente magrebí”.
Junto a todo esto, está la eterna cuestión de cómo hacer un enfoque más humano y del tratamiento a las mujeres privadas de libertad, con una problemática muy específica, muchas de ellas víctimas de la situación familiar y social de sus países de origen y con muchas cargas y responsabilidades familiares.
La Pastoral Penitenciaria en España cuenta con más de mil programas dentro de los muros carcelarios, la mayoría de ellos de tipo religioso (612), pero también de carácter social (398) o jurídico (41).
Dentro del área religiosa, más de 2.500 personas han participado en cursos de catequesis general, así como para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana.
Fuera de los centros penitenciarios, la Iglesia Católica en España desarrolla cerca de 200 programas jurídicos o asistenciales. Entre ellos, la Iglesia Católica sostiene 87 casas de acogida que benefician a más de 4.000 personas.
Para llevar adelante esta labor pastoral se cuenta con más de 2.000 voluntarios, 159 capellanes: 47 a jornada completa, 84 a media jornada y 28 voluntarios. Además, se han establecido convenios con más de 700 entidades colaboradoras como parroquias, congregaciones y organizaciones no gubernamentales.
Entre las actividades desarrolladas en 2024, destaca la celebración por tercer año consecutivo del Camino de Santiago en el que participaron 140 personas condenadas a penas privativas de libertad en 10 prisiones, con el apoyo de otras 60 entre capellanes y voluntarios y 40 profesionales pertenecientes al cuerpo de funcionarios de Instituciones Penitenciarias.
Para el desarrollo de la actividad pastoral se han invertido casi tres millones de euros.
Según datos del Ministerio del Interior, la población reclusa en España se compone de más de 45.000 personas, la mayoría hombres (93,8%). Del total, alrededor de un tercio son extranjeros.
El grupo más numerosos de condenas está relacionado con delitos contra el patrimonio (cerca de 16.000), seguidos por los delitos contra la salud pública (narcotráfico) y los referidos a la violencia de hombres contra mujeres.




