Con el lema "La Amistad Social como sueño y camino. El legado de Francisco", y la mirada puesta en las enseñanzas del recientemente fallecido Papa argentino, se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata la 42.ª edición de la Semana Social, organizada por la Comisión Episcopal de Pastoral Social.

El encuentro duró tres días y reunió a más de 500 personas de los ámbitos social, político, sindical, empresarial, académico y religioso en torno a distintos ejes de debate.

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El primer día contó con la intervención de referentes de las distintas áreas. Representando a la Iglesia estuvieron el Obispo de La Rioja y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Dante Braida; el Obispo anfitrión, Mons. Ernesto Giobando; y el Arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Marcelo Colombo.

Teniendo en cuenta la enseñanza del Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti, se abordó la necesidad de la política al servicio del pueblo y de promover liderazgos que entiendan que “la unidad es superior al conflicto”, uno de los principios enunciados en Evangelii gaudium.

El legado de Francisco, destacó Mons. Marcelo Colombo, se expresa en la gente, en especial en aquellos que estaban marginados y hoy poseen voz; y se centra a su vez en los pobres, privilegiados por Jesús; y en el cuidado de la casa común, hogar de las futuras generaciones.

La primera jornada también fue ocasión para reflexionar sobre la realidad de las periferias, a partir de vivencias concretas de los sectores más “descartados”. 

El segundo día estuvo marcado por la reflexión sobre los desafíos económicos, la crisis climática y ecológica, y el papel de la tecnología y de la inteligencia artificial en el desarrollo humano integral. 

En ese marco, se desarrollaron los conversatorios “Economía y Trabajo”, que profundizó en la necesidad de fortalecer el trabajo, promover el cooperativismo y pensar los modelos productivos con la mirada en la inclusión y sostenibilidad; “Pacto Educativo para el cuidado de la Casa Común”, que planteó la necesidad de construir un “ambientalismo nacional” y puso la educación como motor de cambio ante el interrogante: ¿Cómo hacer para que la Argentina sufra menos?; y “Tecnología y Desarrollo Humano Integral” centrado en el impacto de la inteligencia artificial, y planteó que la alfabetización digital es un derecho ciudadano.

También se llevaron a cabo talleres participativos que propiciaron el intercambio entre el público y los especialistas.

Al finalizar la segunda jornada, los presentes peregrinaron con la imagen de la Virgen de Luján, llevada por un carro de recicladores urbanos, hacia la Catedral de Mar del Plata, donde se celebró la Misa de acción de gracias.

El último día de la Semana Social fue oportunidad para que el presidente de la Pastoral Social compartiera la reflexión final titulada “Francisco y la esperanza”. 

En ese marco, destacó puntos de la enseñanza del Pontífice argentino para vivir la esperanza, y llamó a identificar en la vida cotidiana, las realidades que necesitan ser transformadas en signos de esperanza.

Diálogo e inclusión: el camino de la esperanza 

La Comisión de Pastoral Social elaboró un mensaje final del encuentro, en el que se destaca la huella del Papa Francisco en la Iglesia y en el mundo: “Su opción por los pobres, el cuidado de la casa común, su llamado a la fraternidad social y su compromiso por la paz nos interpelan a seguir construyendo una sociedad más justa”. 

En un contexto de “profundas polarizaciones” que afectan a la Argentina, los obispos llamaron a no ser indiferentes “ante la realidad de muchos hermanos en situación de pobreza y exclusión”. 

“En esta Semana Social, inspirados en el Evangelio buscamos promover el encuentro, el compartir experiencias, reflexiones y saberes favoreciendo el diálogo social y los caminos para organizar la esperanza”, resumieron, invitando a una conversión pastoral: “a primerear, involucrarnos, acompañar, fructificar y celebrar”. 

Asimismo, destacaron la importancia de la fraternidad en el diálogo, de ir más allá de los conflictos y poner la mirada en “la dignidad profunda de cada persona, reconociendo que el todo es superior a la parte”. 

“En el pobre, el enfermo, el descartado y la naturaleza escuchamos la voz de Dios que nos conmueve y nos mueve a buscar respuestas concretas”, recordaron, subrayando el firme propósito de que “política y economía dialoguen al servicio de la vida”. 

También hicieron hincapié en la falta de trabajo que, en palabras de Francisco, "hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido”, porque “el trabajo sin derechos no es bendición, es explotación".

Finalmente, recordaron la opción preferencial por los pobres, “exigencia ética y evangélica fundamental”, al tiempo que exhortaron a un “pensamiento crítico” y una “valiente revolución cultural”, centrada en la dignidad y el bien común para lograr “una justicia social tecnológica y ambiental que reduzca daños y profundice beneficios para la integración de todos”.

Alentando al diálogo para “la construcción de un proyecto para una Argentina justa, fraterna y solidaria”, anhelaron “que la sabiduría del diálogo, la misericordia que acoge y la alegría de la esperanza nos impulsen a involucrarnos y organizarnos como sociedad para tejer vínculos que hagan posible una Patria con verdadera amistad social y orientada al bien común”.