El P. Emilio Palafox Marqués, que cumplió 100 años hace menos de un mes y que fue el segundo sacerdote del Opus Dei que llegó a México por encargo de su fundador, San Josemaría Escrivá, falleció el sábado 2 de agosto.

“La mañana de hoy, sábado 02 de agosto de 2025, memoria de Nuestra Señora de los Ángeles, tras haber participado en la Santa Misa y recibido la Sagrada Comunión, Don Emilio ha partido a la casa del Padre”, señala el sitio web del Opus Dei.

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Según informa el diario mexicano El Imparcial, el sacerdote sufrió un paro cardiaco alrededor de las 10 de la mañana, lo que le causó la muerte.

 

El P. Palafox nació en Granada (España) el 12 de julio de 1925 en el seno de una familia católica.

Siendo joven, cuando era estudiante en Valencia, conoció al Opus Dei, al que se incorporó en 1941. Obtuvo un doctorado en Biología y compartió los primeros pasos de La Obra fuera de Madrid, viendo de cerca el avance de la institución católica en España, de la mano de su santo fundador.

El 1º de julio de 1951, hace poco más de 74 años, fue ordenado sacerdote y, un mes después, viajó a México. Fue el segundo sacerdote del Opus Dei en llegar al país latinoamericano, luego del P. Pedro Casciaro.

En 1977, llegó a Hermosillo, en el estado de Sonora, donde siempre estuvo activo y disponible por casi cinco décadas dedicado a su labor pastoral, también como director espiritual, siempre con una sonrisa en el rostro.

La fe lo hizo enamorarse de la Iglesia Católica

En noviembre de 2015, cuando tenía 90 años, concedió una entrevista en la que dijo que veía a la Iglesia “con el cariño de un hijo”.


“Y el conocer lleva a querer. Mi conocimiento de la fe católica para el sacerdocio y la vivencia de esa fe me ha llevado a –se lo puedo decir así– enamorarme de la Iglesia Católica, mi madre la Santa Iglesia Católica”, subrayó.

El P. Palafox destacó que “lo que necesita nuestra Iglesia Católica de nosotros los creyentes es la fidelidad más profunda, y de los no creyentes yo diría que el respeto”.

Para vivir apegado a la Iglesia, explicó, es necesario “el Evangelio, la vida de Cristo. Si uno se acerca un poquito a lo que dijo y lo que hizo, se enamora de ese estilo de vivir y de pensar. Eso está contenido en los evangelios”.