El Obispo de La Rioja (Argentina), Mons. Dante Gustavo Braida, presidió este jueves 17 de julio la Misa en memoria de los Mártires Riojanos: Mons. Enrique Angelelli; los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville; y el laico Wenceslao Pedernera, a pocos días del 48° aniversario de sus muertes.
Los Beatos Mártires Riojanos fueron asesinados en 1976, durante la última dictadura militar en Argentina. Los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville fueron secuestrados, torturados y fusilados el 18 de julio en Chamical; mientras que Wenceslao Pedernera fue asesinado el 25 de julio frente a su familia.
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En el caso de Mons. Angelelli, el 4 de agosto de 1976, dos autos chocaron el vehículo en el que viajaba junto al P. Arturo Pinto por la ruta 38, desde Chamical hacia La Rioja.
El P. Pinto sobrevivió al accidente, pero el cuerpo de Mons. Angelelli apareció a unos 25 metros del vehículo, extendido boca arriba en forma de cruz sobre el asfalto y con un fuerte golpe en la nuca.
El Papa Francisco reconoció oficialmente que sus muertes tuvieron el carácter de “martirio en odio de la fe” y fueron beatificados el 27 de abril de 2019.
A 48 años de aquel momento, numerosos fieles de distintas comunidades se acercaron a la Catedral y Santuario San Nicolás de Bari, donde el beato Angelelli ejerció su ministerio episcopal, y donde también descansan sus restos, para celebrar una Misa en memoria de los cuatro mártires.
Allí —señaló Mons. Braida en su homilía— “enseñó a toda la diócesis el camino del Evangelio para la liberación del pueblo y para una vida plena para todos”.
La celebración fue transmitida también por televisión y redes sociales. En ese marco, el obispo recordó que Mons. Angelelli “padeció cuando le impedían transmitir esas misas por ‘disposición de la superioridad’ según le informaron”.
El centro y fuente inspiradora del mensaje del beato, señaló el prelado, era “la fe en Jesucristo crucificado, muerto y resucitado”. Una fe “nutrida de Evangelio que iluminaba las situaciones concretas de la vida y llevaba a un compromiso con mejorar la realidad de cada persona, especialmente las más pobres y vulnerables”.
En esa línea, subrayó: “Es por Jesucristo por quien Mons. Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera dieron la vida, no sólo el día que los mataron sino en su testimonio cotidiano del Evangelio, asumiendo las diferentes situaciones de la vida con su luz y buscando desde allí su transformación”
“Mons. Angelelli, en su propuesta pastoral entendía que la fe en Jesucristo debía llevar a una acción concreta en el mundo. Su vida fue un testimonio de cómo vivir el Evangelio en medio de las dificultades y de cómo amar a Dios y al prójimo con todas las fuerzas buscando su liberación de toda esclavitud y guiándolo a una vida plena”, señaló.
Por eso, tal como lo hacía Angelelli, animó a “caminar juntos como Pueblo de Dios”, siendo todos “corresponsables de la vida y misión de la Iglesia”. En ese punto, vinculó el caminar juntos con el significado de la sinodalidad.
“El caminar Juntos es para la misión, o sea, para llevar adelante juntos la misión de la Iglesia en el mundo de hoy”, animó. “Jesús nos envía a la misión todo el tiempo” con sus desafíos y alentó a “seguir a Cristo en este tiempo con alegría y entrega generosa”.




