Era 1988 y Milton José Martínez Blass, entonces de unos 12 años, corría el peligro de ser enlistado en el ejército sandinista que controlaba Nicaragua, ante ello, su madre decidió tomarlo junto a sus hermanos y llevárselo a los Estados Unidos, donde redescubrió su vocación y mañana será ordenado sacerdote.

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El diácono Milton Martínez pertenece a la Arquidiócesis de Miami y recibirá la ordenación junto al polaco Piotr Sawicki, al italiano David Zallocco y al estadounidense John Edward Buonocor, en una ceremonia que será presidida el sábado 11 de mayo por el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, en la Cathedral of St. Mary.

Milton Martínez nació el 17 de marzo de 1976 en Managua (Nicaragua), en la familia formada por Guillermo Martínez Leyva y Miriam Del Socorro Blass.

En ese entonces el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional combatía para derrocar la dictadura de Anastasio Somoza Debacley que gobernaba el país. Finalmente, la guerrilla tomó el control de la capital en julio de 1979 y regiría Nicaragua hasta 1990.

Según relata el artículo publicado en el sitio web de la Arquidiócesis, durante esos años el pequeño Milton ya sentía una atracción por el sacerdocio.

“Sentí una atracción cuando vi al sacerdote, actuando en la persona de Jesucristo, acercándose a la gente. Pero nunca tuvimos (en casa) cercanía con un sacerdote. Entonces, cuando era niño, nunca tuve la oportunidad de hablar de ello”, recuerda Martínez.

Sin embargo, relata la Arquidiócesis, esos sueños tuvieron que ser dejados de lado, pues “el régimen sandinista de Nicaragua comenzó a obligar a los escolares a alistarse en el ejército”.

Ante ello, Miriam Blass decide evacuar a sus hijos sobrevivientes —había perdido a un hijo con seis meses de nacido— y a un primo, y llevarlos a los Estados Unidos para huir del régimen comunista. Por su parte, el padre se quedó en Managua para administrar su restaurante.

Después de varios años, la vocación renace en Milton

El destino de la familia fue la ciudad de Miami, donde asistían a la parroquia de St. John Bosco. Sin embargo, acabados los estudios, Milton Martínez se muda de su vecindario y decide hacerse banquero.

Dos décadas después retorna a su antiguo barrio y a su anterior parroquia. Sin embargo, por alguna razón estaba a punto de retirarse de la iglesia cuando el párroco, el P. Juan Carlos Paguagua, le da una palmada en el hombro y le dice “bienvenido a casa, hijo”.

“Eso me sorprendió y me quedé”, relata, y añade: “Durante la homilía, sentí como si me estuviera hablando de tener coraje, fe en Dios, esperanza en Cristo”. “Acepté a la Iglesia por primera vez y, para mi sorpresa, la Iglesia me devolvió el abrazo”.

Martínez se preparó para recibir el sacramento de la Confirmación en el 2013, fue catequista, y durante esos años el P. Paguaga se convirtió en su director espiritual.

Posteriormente entró al St. John Vianney College Seminary y actualmente está culminando su cuarto año en el Seminario Regional St. Vincent De Paul. “Mucha gente piensa que el seminario pone limitaciones en la vida, pero para mí fue liberador”, afirma Milton Martínez.

“El seminario te brinda muchas herramientas, como un director de formación y asesoramiento espiritual. Nos ayudamos mutuamente”. “Pero en última instancia —asegura—, es el Espíritu Santo que me ayuda a verme como Dios me ve, con amor y misericordia. Sé quién es Milton, un amado hijo de Dios”.

Y aunque Milton Martínez recuerda que cuando le comentó a su madre que quería ser sacerdote, la respuesta que recibió fue “voy a perder otro hijo”, finalmente Miriam llegó a aceptar su vocación.

“Ya te entregué al Señor y ahora te bendigo. Y quiero que hagas esto”, le expresó su madre.