Los Misioneros de la Consolata en Venezuela denunciaron el 14 de abril la muerte de varios niños indígenas de la etnia Warao, a causa de una enfermedad aún desconocida. Desde el estado del Delta Amacuro, en el oriente del país, el P. Andrés García señaló que “el dolor de las familias es inmenso” y exigió a las autoridades que remedien la situación.
El pueblo warao habita a las orillas de los caños e islas que conforman la desembocadura del río Orinoco. Su nombre significa “gente de la canoa” o “gente del agua” y, generalmente, se agrupan en pequeñas comunidades de entre 10 a 15 viviendas. Estos asentamientos son dirigidos por un cacique.
La misión consolata, que trabaja con los indígenas venezolanos desde hace varios años, indicó que los niños que han fallecido —según sus familiares y amigos— compartieron los mismos síntomas: “fiebre, dolor de cabeza y de cuello, convulsiones y, ya cerca de la muerte sienten opresión en el pecho”.