Papa Francisco: Que en el Sínodo el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de ideologías

El Papa Francisco en la vigilia ecuménica El Papa Francisco en la vigilia ecuménica | Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa

En la homilía de la vigilia ecuménica que presidió este sábado en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco hizo votos para que, en el Sínodo de la Sinodalidad, el Espíritu Santo purifique a la Iglesia.

“Pidamos, en la oración común, aprender a hacer silencio nuevamente, para escuchar la voz del Padre, la llamada de Jesús y el gemido del Espíritu. Pidamos que el Sínodo sea kairós de fraternidad, lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones”, señaló el Santo Padre en la vigilia Together, un evento organizado por la Comunidad Taizé, en el que participaron líderes de diversas confesiones cristianas, con unas 18 mil personas presentes, según informó la Oficina de Prensa del Vaticano.

La “previgilia” se inició con el testimonio de tres jóvenes: Emile, del Líbano; Agata, de Indonesia; y Tilen, de Eslovenia, quienes compartieron su experiencia en el proceso del camino sinodal.

El Sínodo de la Sinodalidad fue convocado en el mes de octubre de 2021 bajo el lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. A la sesión que se desarrollará este mes de octubre están convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tendrán derecho a voto.

Tras los testimonios se realizó una dramatización de la parábola del Buen Samaritano, durante la cual se leyó el pasaje evangélico, seguida de un alegre canto nigeriano.

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Luego, un joven refugiado, Wael de Siria; y la migrante colombiana Daniela, hicieron una reflexión por separado sobre la importancia de la construcción de la paz, colaborando con los desplazados en distintas partes del mundo, para después rezar la oración final de la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco.

Después se realizó el Vía Creationis, compuesto de siete estaciones para dar gracias por la creación de Dios, en el marco del Tiempo de la Creación, que la Iglesia celebra del 1 de septiembre al 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís.

A continuación se inició propiamente la vigilia, con hubo una invocación del Patriarca Ortodoxo Bartolomé I, seguida de la lectura del libro de la Carta de San Pablo a los Efesios (Ef.4,1-7) a cargo de la Dra. Anne Burghardt, de la Federación Luterana Mundial. El Evangelio de San Mateo (5:1-12) fue pronunciado por Mar Paulus Benjaminm de la Iglesia Oriental de Asiria.

Después hubo un momento de silencio de 8 minutos, introducidos por la frase “Durante este tiempo de silencio, permanezcamos ante el Señor que está presente y nos une”, en la que los presentes también podían reflexionar en unas de las Bienaventuranzas.

Luego se realizaron algunas “oraciones de intercesión” a cargo de diversos líderes cristianos.

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En la vigilia se pidió también “por todos los que sufren la violencia y la guerra en Ucrania, Afganistán, Myanmar, Pakistán, Haití, Nicaragua, Congo, Siria, Sudán, Etiopía y en muchos otros lugares del mundo”.

Al concluir, se rezó el Padre Nuestro y diversos líderes cristianos recibieron “unas semillas, como signo de las semillas de unidad / sinodalidad, para plantarlas en casa y hacerlas crecer (cf. 1Co 3, 6: «Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien la hizo crecer»)”, indica el folleto de la vigilia.

La homilía del Papa Francisco

El Santo Padre reflexionó sobre la importancia del silencio, en primer lugar, como algo “esencial en la vida del creyente. En efecto, está al principio y al final de la existencia terrena de Cristo. El Verbo, la Palabra del Padre, se hizo ‘silencio’ en el pesebre y en la cruz, en la noche de la Natividad y en la de Pascua”.

“Esta tarde nosotros cristianos hemos permanecido en silencio ante el Crucifijo de San Damián, como discípulos a la escucha ante la cruz, la cátedra del Maestro. Nuestro silencio no ha sido vacío, sino un momento lleno de espera y de disponibilidad”, agregó.

“Nosotros, como Abraham, como Elías, como María necesitamos liberarnos de tantos ruidos para escuchar su voz. Porque sólo en nuestro silencio resuena su Palabra”, resaltó el Papa.

El Pontífice destacó asimismo que “en segundo lugar, el silencio es esencial en la vida de la Iglesia”. “El silencio, en la comunidad eclesial, hace posible una comunicación fraterna, en la que el Espíritu Santo armoniza los puntos de vista. Ser sinodales quiere decir acogernos así, unos a otros, con la convicción de que todos tenemos algo que testimoniar y aprender, poniéndonos juntos a la escucha del «Espíritu de la verdad» (Jn 14,17) para conocer lo que Él «dice a las Iglesias» (Ap 2,7)”, refirió.

En ese sentido, continuó, “el silencio permite precisamente el discernimiento, mediante la escucha atenta de los «gemidos inefables» (Rm 8,26) del Espíritu que resuenan, a menudo ocultos, en el Pueblo de Dios”.

En tercer lugar, “el silencio es esencial en el camino de unidad de los cristianos; de hecho, este es fundamental para la oración, de la que parte el ecumenismo y sin la cual es estéril”.

Sobre las semillas recibidas por los líderes cristianos, el Papa Francisco finalmente destacó que “serán un signo para nosotros, llamados también a morir silenciosamente al egoísmo para crecer, por la acción del Espíritu Santo, en la comunión con Dios y en la fraternidad entre nosotros”.

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