Cada 1° de octubre recordamos a Santa Teresita de Lisieux, o, como también se le conoce, Santa Teresita del Niño Jesús, religiosa carmelita descalza nacida en Francia, quien vivió durante el último cuarto del siglo XIX. Ella -aun habiendo sido monja de clausura- es considerada patrona de las misiones y ostenta el título de Doctora de la Iglesia.
Santa Teresita vivió sostenida por su fe y confianza inmensas, enraizadas profundamente en su corazón, que desbordaba de ternura y amor por Cristo.