“Nunca se escandalizaba por nada de lo que hicieran sus hijos. Veía con realismo la condición humana”, dijo Cheffers. “Los niños pueden hacer todo tipo de cosas, y no ayuda reaccionar escandalizada y enfadada. Eso sólo lo empeora para ellos”.
Cheffers dijo que también aprendió de Ruth a explicar mejor por qué hacía lo que hacía.
“Era una pensadora profunda. Elegía cuidadosamente sus palabras. Era una maestra nata. Tenía una formación excelente y conocía de verdad su fe”, dijo Cheffers.
Un ejemplo: cuando Cheffers le preguntó una vez a Ruth por qué iba a Misa diaria, Ruth ofreció de inmediato dos razones: una personal, relacionada con la muerte súbita de su hijo lactante Thomas en noviembre de 1989, y otra universal.
“Me dijo que ir a Misa y recibir la comunión diaria era la forma más cercana en que podía estar de Thomas mientras siguiera en esta tierra”, contó Cheffers.
La segunda razón: “Dijo que los dos acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad —la Encarnación y la redención— tienen lugar en cada Misa. ¿Por qué querrías estar en otro sitio?”.
Ruth solía asistir a la Misa diaria de las 12:10 p. m. en la Catedral de San Pablo, tras la cual se quedaba hasta una hora rezando, dijo el obispo Richard Reidy, que ahora dirige la Diócesis de Norwich, Connecticut, pero que en aquel entonces era rector de la Catedral de Worcester y párroco de la familia Pakaluk.
Ruth fue directora de educación religiosa de la parroquia de la catedral. Aunque la catequesis parroquial de la época era tristemente famosa por su escaso contenido, Ruth se aseguró de que los niños aprendieran la doctrina, y lo hizo de manera amena. Ideó lo que llamó “Quiz Game”, una competición parroquial para los niños del programa que acabó atrayendo también a alumnos de fuera de la parroquia.
“Dirigía un programa dinámico, que ponía el acento en el contenido de la fe y la alegría de vivirla”, dijo el obispo Reidy.
Llevaba a cabo excursiones parroquiales de bajo costo con hasta 30 niños a la ciudad de Nueva York y a New Hampshire, entre otros lugares, combinando cultura, caminatas y religión.
Max Pakaluk describió a su madre como “alguien que quería hacer cosas”.
“No tenía mucha tolerancia para la pereza. No creo que entendiera la pereza. Estamos todos aquí durante cierto tiempo. Hay tantas cosas buenas que podrías estar haciendo. ¿Por qué desperdiciar el tiempo?”, dijo Max. “Siempre trataba de conseguir que la gente hiciera cosas”.
Sin quejas
Los admiradores de Ruth dicen que, aunque muchas de sus actividades pudieran parecer ordinarias —esposa, madre, voluntaria—, las vivió de un modo extraordinario.
Los santos que no mueren por la fe como mártires son aquellos que “dan testimonio preclaro del reino de los cielos… con el ejercicio heroico de sus virtudes”, según la constitución apostólica Divinus Perfectionis Magister de San Juan Pablo II.
Entonces, ¿cuáles fueron las virtudes de Ruth Pakaluk?
Amigos y familiares describen, entre otras cosas, una intensa vida de oración, confianza en Dios en las dificultades, interés por el bien de los demás, gratitud y una negativa a quejarse de sus problemas.
En octubre de 1991, a Ruth le diagnosticaron cáncer de mama, que terminó extendiéndose a otras partes del cuerpo. Vivió con la enfermedad unos siete años más.
Pero su hijo Max dijo que no recuerda que la vida cambiara mucho hasta que su madre quedó postrada en cama poco antes de morir.
“En general, creo que intentaba no darle demasiada importancia. Simplemente trataba de actuar como si no pasara nada”, dijo Max.
Junto con sus hijos, subió al monte Washington, la cima más alta de New England —más de 1.800 metros de altura—, conocido por sus cambios de clima repentinos, con una vara metálica en la pierna.
“Pero casi igual de notable es que, unos dos meses antes de morir, bajó caminando el monte Washington”, dijo Michael Pakaluk por mensaje de texto. “Subió en el autobús, pero bajó por el sendero Lion Head. Es un sendero muy escarpado y difícil. Cuando lo subí yo hace dos años, me rascaba la cabeza preguntándome cómo pudo hacerlo ella”.
Continuó haciendo viajes con la familia a la Marcha por la Vida en Washington, D. C., en enero, incluida la de 1998, el año en que murió, poco después de una ronda de quimioterapia.
Fran Hogan, hoy de 79 años, abogada de derecho inmobiliario comercial y expresidenta de Massachusetts Citizens for Life, caminó con Ruth durante la marcha de aquel año. Hogan, que llevaba un bolso muy pesado, no sabía nada del agotador tratamiento de Ruth.
“Lo llevaba sobre el hombro izquierdo. Y me quejé amargamente de lo pesado que era aquel bolso”, dijo Hogan. “Ruth simplemente se reía. Nunca se quejó. Nunca dijo una palabra”.
“Y llegamos al edificio de la Corte Suprema y ella se desplomó”.
Ruth fue hospitalizada.
Quienes la conocieron cuentan que Ruth aceptó su sufrimiento sin cuestionarlo.
“Cuando supo que tenía un cáncer terminal, es impresionante la calma con que afrontaron todo aquello, y supongo que ahí está la fe que lo sostiene”, dijo su suegra, Valerie Pakaluk, de 92 años, que planea servir como secretaria-tesorera de la fundación sin fines de lucro que dirigirá la causa de canonización de Ruth.
“Creo que no cabe duda de que la forma en que afrontó su enfermedad fue extremadamente heroica”, dijo su hijo Max.
Su actitud, resumió Max, podría expresarse así: “No voy a dar ninguna señal de que estoy enferma. No voy a ser el centro de atención aquí. No voy a ser quien cause problemas aquí. Y, sobre todo, no voy a ser la razón de que mis hijos no tengan una vida normal”.
No se hacía ilusiones sobre su situación, y era consciente de que, con seis hijos, el menor de 5 años, su esposo pronto necesitaría ayuda.
Un mes antes de morir —el 23 de septiembre de 1998—, Ruth animó a su esposo Michael a volver a casarse tras su partida, y se centró incluso en una posible candidata: “sugiriendo con calma”, como recogió The Catholic Free Press de la Diócesis de Worcester en mayo de 2019, que la estudiante de posgrado en Harvard Catherine Hardy, cuyos padres eran amigos de la familia —y cuyo segundo nombre es Ruth— “podría ser la adecuada para criar a sus hijos”.
Así lo describe Michael: “Respiró hondo y dijo: ‘Desde hace tiempo he pensado que Catherine Hardy sería una buena esposa para ti, y ahora veo que se ha mudado a Cambridge’”.
Catherine Pakaluk, como se la conoce ahora, se casó con Michael en agosto de 1999. Es economista y profesora asociada en The Catholic University of America, donde Michael, de 67 años, es catedrático de economía política. Catherine y Michael, colaborador ocasional del Register, tienen ahora ocho hijos propios.
Michael y Ruth tienen actualmente 32 nietos.
¿Una santa?
Entonces, ¿fue Ruth Pakaluk una santa?
Quienes apoyan su causa y hablaron con el Register fueron cuidadosos al decir que no desean declararla santa antes de que la Iglesia se pronuncie a través de su proceso formal.
Pero dejan caer algunas pistas.
En el velorio, su esposo tomó una caja de recordatorios de oración fúnebres de Ruth y los tocó con su cuerpo, lo que, en caso de que fuera canonizada, convertiría esos recordatorios en reliquias de tercera clase.
“Siempre tuve esta convicción —es extraño— de que sería una santa canonizada”, dijo al Register Michael Pakaluk, que aseguró que coopera con la causa de Ruth pero deliberadamente no la dirige. “Obviamente, no puedes dar por sentado el juicio de la Iglesia”.
El obispo Reidy también evitó llamarla santa, sin negar que pudiera serlo.
“Estoy muy contento con los pasos recientes que se han dado, y confiamos en la Santa Madre Iglesia”, dijo el obispo Reidy. “Pero ella es un gran ejemplo, alguien a quien hay que proponer”.
“Si Ruth Pakaluk no está en el cielo —añadió—, estoy un poco desanimado respecto a las perspectivas para gente como yo”.
Veintisiete años después de la Misa exequial de Ruth, que el obispo Reidy presidió ante unas 1.000 personas, recitó de memoria, durante una reciente entrevista con el Register, su descripción de ella en la homilía: “Dar la vida y defenderla. Tener fe y difundirla. Poseer dones y compartirlos libremente”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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