En su Asamblea Plenaria de noviembre, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) votó a favor de avanzar con la causa de beatificación y canonización del P. Richard M. Thomas, un sacerdote jesuita recordado por su vida de pobreza y servicio a los más necesitados en la frontera entre Texas y México.

Según informó la USCCB, la consulta fue presidida por el Obispo Thomas John Paprocki, presidente del Comité de Asuntos Canónicos y Gobierno Eclesiástico. La votación concluyó con 206 votos a favor, 4 en contra y 1 abstención, mostrando un respaldo mayoritario en favor del inicio de la fase diocesana de la causa.

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Los obispos compartieron una biografía oficial elaborada por la Diócesis de Las Cruces, donde se describe la profunda conversión y entrega del P. Thomas.

Nacido el 1 de marzo de 1928 en Seffner, Florida, ingresó a la Compañía de Jesús en 1945 y fue ordenado sacerdote en San Francisco en 1958. En 1964, fue destinado a El Paso, Texas, donde asumió la dirección del Centro Juvenil Nuestra Señora, un apostolado dedicado a los pobres del sur de la ciudad.

El documento destaca que el sacerdote “amplió el alcance del Centro Juvenil Nuestra Señora a Nuevo México y, al otro lado de la frontera, a zonas de Ciudad Juárez, México”, donde desarrolló múltiples obras sociales y pastorales.

Uno de los momentos más recordados de su vida ocurrió en Navidad de 1972, inspirado en el pasaje del Evangelio de Lucas (14:12-14), donde Jesús exhorta a invitar a los pobres —y no a los amigos ricos— a cenar. Movido por esas palabras, el P. Thomas reunió a un grupo de oración para llevar una cena a las familias que vivían y trabajaban en un basurero de Ciudad Juárez.

Llevaron comida suficiente para 150 personas, más de 300 asistieron a la cena y cada una recibió una comida completa. Con las sobras, que fueron donadas a tres orfanatos después de la cena, el grupo comprendió más tarde que el Señor había multiplicado la comida, detalla la USCCB.

Este evento los impulsó no solo a regresar al basurero con regularidad, sino también a abogar por mejores ingresos para los recolectores de basura y a iniciar otros ministerios para los pobres, como bancos de alimentos, un programa de ayuda a presos, una clínica médica y dental, y becas para estudiantes. 

El P. Thomas creía firmemente en la acción providente de Dios, pero no centraba su ministerio en los milagros. La USCCB subraya que él veía las “formas en que Dios intervenía ocasionalmente para animar y guiar a los cristianos a cumplir su voluntad”.

“El P. Thomas consideraba que era deber de todo cristiano compartir con los pobres y predicaba sobre la doctrina social católica y la vivencia de los valores evangélicos enseñados por Cristo”, resalta el texto.

Su vida fue un testimonio de austeridad y entrega radical. “Dormía en una litera militar o en el suelo, vivía sin calefacción ni aire acondicionado, usaba su ropa hasta que se desgastaba y regalaba sus pertenencias a los pobres”, detalla la biografía.

En su ministerio, el jesuita se distinguió por predicar la doctrina social de la Iglesia y por movilizar a los laicos en obras concretas de servicio. “Trabajar por una sociedad justa y defender a las víctimas de la desigualdad y la opresión fue una constante en su ministerio”, afirman los obispos estadounidenses.

El sacerdote falleció el 8 de mayo de 2006 en Las Cruces, Nuevo México, tras varios años de enfermedad y una batalla contra el cáncer. Fue sepultado en el cementerio Concordia de El Paso, en el terreno destinado a los jesuitas.

La USCCB concluye que el P. Thomas “vivió la virtud de la fortaleza con heroísmo, defendiendo sus convicciones con valentía y enfrentando con coraje la oposición que surgía al cumplir su llamado divino”.

Con la votación de los obispos, la Iglesia en Estados Unidos da el primer paso oficial para investigar las virtudes heroicas y la fama de santidad de este sacerdote que, durante más de 40 años, vivió el Evangelio en medio de los pobres de El Paso y Ciudad Juárez.