En una entrevista concedida en agosto a radio ADN, Eduardo Artés aseguró que la eutanasia “es un derecho”, y añadió que “uno debiera, en un momento determinado, tener la posibilidad de decidir”.
Según una encuesta realizada recientemente por el Centro de Estudios Públicos (CEP), la mayoría de los chilenos (57%) apoyan la eutanasia en casos especiales, un 29% piensa que se debería permitir en cualquier circunstancia, y sólo un 12% opta por su prohibición.
Los candidatos que hoy parecen tener más oportunidades de ganar no abordaron temas de la llamada “agenda valórica” en sus programas de campaña. Jeannette Jara y José Antonio Kast no han mencionado la eutanasia en sus promesas, argumentando que las prioridades hoy son otras.
Quien se manifestó abiertamente en contra fue el candidato Johannes Kaiser, oponiéndose al plan del gobierno de Boric de legalizar la eutanasia: “Este gobierno, que tiene 2.700.000 personas en lista de espera [para ser atendidas en el sistema de salud], a la que se le mueren 40.000 personas en listas de espera, parece que lo único que le preocupa es poder matar más gente, ya sea a través del aborto o a través de la eutanasia”, recoge La Tercera.
También lo hizo Evelyn Matthei, quien manifestó en el ciclo El Candidato: “En general yo estoy totalmente en contra de la eutanasia. Creo que la mayoría de la gente que necesita o que quiere la eutanasia es porque tiene dolor y eso se puede mitigar, se puede eliminar”. Sin embargo, afirmó que llevaría a evaluación “casos extremos”.
La crisis de los migrantes en Chile
Las cifras de la migración en Chile han experimentado un gran aumento en el último tiempo, en especial en los últimos 7 años, con numerosos inmigrantes llegados desde Venezuela, Perú y Colombia, sumando 1.6 millones de personas según el Censo 2024, un 8,8% de los habitantes.
La Iglesia Católica, a través de sus distintos organismos y pastorales, se ha mantenido atenta y servicial ante el drama humanitario que viven miles de migrantes, en especial en torno a regularizar su situación en el país, con la mirada puesta en la persona, centro de toda acción social y pastoral.
Entre los desafíos más importantes que se plantea la Iglesia en este sentido, está el apoyo a las comunidades a las que llegan los grandes flujos migratorios; la necesidad de una mayor coordinación con el Estado; y la situación de los más pequeños y de los refugiados.
Sin embargo, muchos sectores asocian el crecimiento del número de inmigrantes con el aumento de la criminalidad, la delincuencia y la violencia en Chile, y consideran que un control más estricto e incluso la expulsión de los inmigrantes indocumentados beneficiará a Chile en términos de seguridad.
Al respecto, la candidata Jeannette Jara consideró que el tema de la migración es grave y su solución compleja. “El tema es que ya hay bastantes migrantes en el país y, por cierto, muchos de ellos han venido a contribuir, a hacer sus vidas, saliendo de sus países por distintas razones que ni una de ellas es muy alegre, ¿no? pero hay otros que también han venido a cometer delitos”, señaló, según recoge EPCH. Por eso, propone fortalecer las capacidades de los organismos que controlan el flujo migratorio y “reconducir a quienes han venido a cometer crímenes y que, previo proceso judicial, así se determine”.
“Yo sé que a veces se acrecienta un sentimiento anti-migrante pero la verdad es que todas las personas tienen derechos humanos”, afirmó, insistiendo en que “aquellos que han venido a cometer delitos efectivamente tienen que volver a su país de origen”.
José Antonio Kast, por su parte, propone que los 336.000 migrantes indocumentados que residen en Chile regresen voluntariamente a sus países de origen, y colaboren con el pago de su pasaje de regreso. Si no se van, el candidato del Partido Republicano ha advertido que, de llegar a la presidencia, impondrá sanciones. “Si alguien no sale voluntariamente y tenemos que buscarlo y expulsarlo, nunca más va a entrar a suelo chileno”, afirmó.
En su programa de gobierno, Evelyn Matthei se hace eco del que, considera, es el pedido de la ciudadanía chilena: “soluciones efectivas en materia de seguridad nacional y contra los diversos enemigos que atentan contra ella: el crimen organizado, la delincuencia común, el narcotráfico y la inmigración ilegal”.
Ante esto, propone poner fin al “ingreso descontrolado de inmigrantes”, recuperando el control de fronteras con la creación de una Policía Militar Fronteriza; tecnologías e infraestructura (con barreras como fosas, pretiles y otras) para “cerrar las rutas de acceso ilegal y contrabando”; y dos centros de expulsión con tecnología biométrica. Además, promete, “eliminaremos los privilegios a migrantes irregulares y sanciones a quienes colaboran”.
En un ciclo de seminarios presidenciales organizado por la Universidad Católica de Chile (UC), Franco Parisi se refirió a los migrantes: "Yo no comparto que la migración es un derecho humano", sino que “venir a Chile es un privilegio, se tiene que respetar y no se respeta".
Ante esto, insistió en su postura de cerrar las fronteras para los inmigrantes indocumentados: “El que entró caminando tiene que salir caminando y, si quiere volver, que lo haga como corresponde, en el consulado de Chile en su país", precisó.
Asimismo, propuso implementar barco-cárceles y “sacar a los militares a la calle”.
Durante un acto de campaña en Viña del Mar, Johannes Kaiser se pronunció sobre el tema, proponiendo la creación de campos de migrantes, la deportación de inmigrantes ilegales y la salida de sus hijos del país.
También enfrentó la postura de la Iglesia Católica diciendo: “Si la Iglesia Católica está dispuesta a abrir sus templos, a abrir sus casas de acogida para los inmigrantes ilegales e instalarlos ahí… entonces que lo diga de frentón”, recoge Radio Universidad.
“Chile ya no da más”, aseguró, precisando que “los ilegales no pagan cotizaciones, no hacen un aporte formal y generan un espacio en el cual se articula el crimen organizado no porque ellos sean malos, sino porque están en una situación de irregularidad… Y no puedo regularizarlos tampoco, porque si lo hago van a llegar más”. Por eso, anunció que, de resultar elegido, tomará “la decisión dura, sin duda, pero correcta, de hacer cumplir la ley”.
Eduardo Artés planteó una posición diferente sobre el tema, denunciando que “la misma derecha, los mismos empresarios que fomentaron la llegada de mano de obra barata para abaratar los costos hoy día piden la salida de los extranjeros (...) Es por eso que antes de colocar como centro de todo al extranjero hay que ver los problemas de fondo”.
“Sin lugar a dudas que a todos aquellos que cometen errores, que cometen barbaridades, debe colocarse la mano más dura posible, eso sí, pero no estemos rasgando vestiduras, mirémonos las caritas”, exhortó.
En este punto, Marco Enríquez-Ominami sostiene lo expresado en 2024: “La criminalización de la migración sólo agrava la crisis”, consideró entonces, proponiendo “expulsar a presos condenados a sus países de origen, ayudando a descomprimir el sistema carcelario”.
“Necesitamos una legislación que incluya un mayor control y recursos para patrullas fronterizas, políticas de visado justas y acuerdos bilaterales efectivos. Pero serán insuficientes sin cooperación internacional y ofrecer programas de retorno voluntario asistido”, afirmó.
Harold Mayne-Nicholls compartió su posición en las redes sociales: “Hay algo que no podemos olvidar: migrar es un derecho humano. Baste con mirar los apellidos de quienes somos candidatos. Venimos de historias de esfuerzo, de familias que buscaron un mejor futuro y encontraron en Chile un hogar. Por eso, debemos hablar de migración con responsabilidad, pero también con humanidad”.
“Regular, ordenar y proteger nuestras fronteras es necesario, sí. Pero hacerlo sin perder la empatía, porque detrás de cada nombre hay una historia, una esperanza, un sueño”, valoró, llamando a que Chile continúe siendo “tierra de encuentro".
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