Ofrecemos a continuación la homilía del Papa León XIV en la Misa del 125º aniversario de la Dedicación de la iglesia de San Anselmo en Roma, cuya construcción fue promovida por León XIII:
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). Queridos hermanos y hermanas: hemos escuchado estas palabras de Jesús mientras recordamos el 125º aniversario de la Dedicación de esta iglesia, fuertemente deseada por el Papa León XIII, quien promovió su construcción.
En sus intenciones, dicha edificación, junto con la del Colegio internacional anexo, debía contribuir al fortalecimiento de la presencia benedictina en la Iglesia y en el mundo, mediante una creciente unidad dentro de la Confederación Benedictina, fin para el cual se introdujo también el oficio del Abad Primado. Y esto porque estaba convencido de que vuestra antigua Orden podía ser de gran ayuda para el bien de todo el Pueblo de Dios en un momento lleno de desafíos, como fue el paso del siglo XIX al XX.
En efecto, el monacato, desde sus orígenes, ha sido una realidad “de frontera”, que ha impulsado a hombres y mujeres valientes a implantar focos de oración, trabajo y caridad en los lugares más remotos e inaccesibles, transformando a menudo zonas desoladas en tierras fértiles y ricas, desde el punto de vista agrícola y económico, pero sobre todo espiritual.
Así, el monasterio se ha caracterizado cada vez más como un lugar de crecimiento, de paz, de hospitalidad y de unidad, incluso en los períodos más oscuros de la historia.
También en nuestro tiempo no faltan desafíos que afrontar. Los cambios repentinos de los que somos testigos nos provocan y nos interpelan, suscitando problemáticas hasta ahora inéditas.