El sacerdote Edwing Román cuenta cómo es su vida en el exilio, cómo transcurre su día a día; y comparte sus esperanzas para la Iglesia Católica en Nicaragua, que sufre la feroz persecución por parte de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
En declaraciones a ACI Prensa, el sacerdote que ahora es vicario parroquial de Santa Agatha en Miami (Estados Unidos), recuerda que el 3 de agosto cumplió cuatro años de haber salido de Nicaragua al exilio, por ser crítico de la dictadura.
“Mi boleto de avión era por 10 días pero debido a las amenazas directas de Rosario Murillo y de un periodista oficialista amenazando con encarcelarme —y tras ser víctima de mucho asedio, detenciones en las carreteras y montajes para denigrar— decidí quedarme y tramitar mi asilo”, relató.
“Desde entonces estoy en la parroquia Santa Agatha acogido por el párroco Marcos Somarriba y la comunidad. He estado también apoyando a parroquias vecinas”, comenta el sacerdote de 65 años, ordenado el 12 de diciembre de 1990 para la Arquidiócesis de Managua.
Somarriba dialogó recientemente con National Catholic Register, y expresó su preocupación por la persecución contra los católicos en Nicaragua y por el anuncio de la administración Trump de deportar a miles de sus compatriotas nicaragüenses que han estado en Estados Unidos durante décadas.
“Mi pueblo, el pueblo nicaragüense, está atónito. No sabe adónde ir, qué hacer, y creo que el régimen no va a estar abierto a esto”, declaró el sacerdote en agosto. “Desaparecen a la gente, meten a la gente en la cárcel, exilian a la gente y no la dejan regresar al país”, añadió.