Tras años de una serie de afirmaciones directas e indirectas sobre el tema, el Cardenal alemán Reinhard Marx se pronunció a favor de admitir al sacramento de la Comunión a los divorciados en nueva unión, una postura contraria a la doctrina católica.
En su intervención el 14 de octubre ante los obispos llegados de distintas partes del mundo para participar del Sínodo de la Familia, el Cardenal Marx afirma que "debemos seriamente considerar la posibilidad –mirando cada caso individualmente y no de modo general– de admitir a los divorciados vueltos a casar a los sacramentos de la Penitencia y la Santa Comunión".
Esto debe permitirse, prosiguió, "cuando la vida compartida en un matrimonio canónicamente válido ha fracasado definitivamente y el matrimonio no puede ser anulado, las responsabilidades de este matrimonio se han resuelto, hay arrepentimiento por la falta que es la ruptura del vínculo matrimonial y exista la voluntad de vivir el segundo matrimonio civil en la fe, educando a los hijos en la fe".