15 de marzo de 2024 / 05:06 PM
El matrimonio fue instituido por Dios cuando creó al hombre y a la mujer. Para los cristianos, Jesucristo lo elevó a la dignidad de sacramento; que da a los esposos una gracia especial para ser fieles uno al otro y santificarse en la vida familiar, ya que el matrimonio cristiano es una auténtica vocación sobrenatural.
Dios propone el camino matrimonial como un medio para que los esposos, que se entregan por completo el uno al otro, crezcan en vida de gracia, negándose a sí mismos, así como “Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella... para santificarla” (Ef 5, 25-26).
En este camino pueden presentarse retos y contrariedades que ponen a prueba a los cónyuges y son una oportunidad para reafirmar su amor y el compromiso que ambos asumieron con Dios.