Al lado de todo este desarrollo simbólico de lo que significa la cátedra o sede pontificia, hay un caso en el que se conserva la connotación más literal: la ‘cátedra’ o ‘sede’ como trono pontificio ubicado en la Basílica de San Pedro. Esta sede fue donada por Carlos el Calvo, rey de Francia, al Papa Juan VIII en el siglo IX con motivo del viaje de su coronación, en épocas en las que el Papa ratificaba a quien tenía el poder político. En el caso de Carlos el Calvo, el Papa fue quien lo coronó emperador romano de Occidente. Este trono se conserva como reliquia, integrado en una magnífica composición barroca, obra de Gian Lorenzo Bernini, quien realizó la obra de tallado entre 1656 y 1665.
La obra de Bernini está enmarcada por cuatro pilastras. En el centro se sitúa el trono de madera, con incrustaciones de bronce dorado, decorada con relieves representando la “traditio clavum” o "entrega de llaves". El trono se apoya sobre cuatro estatuas de bronce, que representan a cuatro de los doctores de la Iglesia. En primer plano, San Agustín y San Ambrosio, por la Iglesia latina; y San Atanasio y San Juan Crisóstomo, por la Iglesia oriental.
Por encima aparece un sol de alabastro decorado con estuco dorado rodeado de ángeles, que enmarca el célebre vitral en el que aparece la imagen de una paloma de 162 cm, símbolo del Espíritu Santo. Es la única vidriera coloreada (vitral) de toda la Basílica de San Pedro.
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