San Arsenio se haría conocido por su espíritu penitente y su alma obediente. Era frecuente que pasase la noche en oración, mortificándose a través del ayuno y el trabajo manual. Solía escribir y repetir "sentencias" (frases breves de carácter aleccionador) que eran de gran ayuda para sus hermanos o para quienes lo escuchaban hablar.
En una ocasión le comunicaron que un senador romano le había dejado en herencia una gran fortuna. El santo renunció a ella para dársela a los pobres. Refiriéndose al donante, exclamó: "Antes de que él muriera en su cuerpo, yo morí en mis ambiciones y avaricias. No quiero riquezas mundanas que me impidan adquirir las riquezas del cielo".
San Arsenio falleció en Troe (Egipto) el año 445.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy: