Sobre los cimientos de la iglesia de San Andrés se construyó el imponente Santuario de la Consolata, lugar que a lo largo de los siglos ha sido fuente de santidad.
Hasta aquí han acudido a rezar San Juan Pablo II, el Papa peregrino, San Carlos Borromeo, patrono de los catequistas, San Francisco de Borja, tercer superior de los jesuitas, San Luis Gonzaga, patrón de la juventud cristiana, San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia.