El Papa León XIV afirmó este lunes que para permitir la acción de Dios en la vida personal es necesario “vaciarse de sí mismo” y cultivar una profunda interioridad.
Así lo expresó al recibir en audiencia, en el Palacio Apostólico del Vaticano, a un grupo de peregrinos de la parroquia Santo Tomás de Villanueva, de Alcalá de Henares (España).
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El encuentro tuvo lugar en el contexto del Año Jubilar, que el Pontífice definió como “un tiempo particularmente significativo para la Iglesia”. León XIV agradeció a los peregrinos su cercanía espiritual y el acompañamiento al Sucesor de Pedro “con sus oraciones y generosidad”, subrayando que se trata de “un gesto de comunión y cercanía”.
En su saludo, el Papa recordó la figura de Santo Tomás de Villanueva, obispo y religioso agustino español, patrono de la parroquia, destacando que fue un hombre “abierto a la acción de Dios en su vida”. “Esa disponibilidad lo llevó a hacer mucho bien”, aseguró.
El Pontífice invitó a los fieles a inspirarse en algunos rasgos distintivos del santo español, comenzando por su intensa vida espiritual.
“Debemos reconocer los talentos que hemos recibido y ponerlos al servicio de la comunidad"
“En su vida y en sus escritos, él nos revela una incesante búsqueda de la oración continua, es decir, de una santa inquietud por estar en la presencia de Dios a cada momento”, señaló. Esa actitud, añadió, “implica una profunda interioridad, conlleva vaciarse de sí mismo para escuchar y dejar obrar al Señor”.
León XIV también destacó su “sobriedad y sencillez”, así como “su trabajo abnegado”, sobre todo en el ámbito universitario, y su “celo apostólico”. El Papa resaltó que todas estas actitudes nos llevan a pensar que “debemos reconocer los talentos que hemos recibido y ponerlos al servicio de la comunidad, con esfuerzo y dedicación, para que se multipliquen en favor de todos”.
En un mundo que “parece ofrecernos todo de manera cada vez más rápida y fácil”, el Papa exhortó a reconocer los talentos recibidos y a ponerlos “al servicio de la comunidad, con esfuerzo y dedicación, para que se multipliquen en favor de todos”.
También puso en valor la sencillez de santo Tomás de Villanueva (1486–1555) reconocido históricamente como el "Arzobispo de los Pobres" o el "Limosnero de Dios" debido a su inmensa caridad. “Quisiera destacar su amor a los pobres”, señaló.
Al referirse a la vida parroquial de los peregrinos, León XIV agradeció la sensibilidad concreta hacia los más necesitados, recordando que “el pobre no es sólo alguien a quien se ayuda, sino la presencia sacramental del Señor”.




