El obispo nicaragüense Silvio Báez aseguró que hoy en día se necesitan voces, como la de San Juan Bautista, que denuncien a los tiranos y corruptos, en la celebración que presidió hace unos días con sus compatriotas en Palm Beach, Florida (Estados Unidos).
“Necesitamos voces que defiendan a los más pobres, que denuncien a los tiranos y a los corruptos, que preparen el camino del Señor. Necesitamos estas voces”, dijo el prelado en la Misa que presidió el sábado 6 de diciembre en la iglesia Santa Juliana de Palm Beach, acompañado de la comunidad nicaragüense.
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El Obispo Auxiliar de Managua, en el exilio desde 2019 debido a su fuerte crítica a la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, resaltó que “la voz de Juan que sonó en el desierto de Judea resuena vigorosa todavía hoy, como hemos escuchado en el Evangelio, porque estaba animada de una gran esperanza”.
Tras recordar que San Juan Bautista anunciaba la llegada de Jesús, Báez precisó que “lo más impactante de Juan el Bautista era su libertad. No estaba atado a nada, ni tenía que rendirle cuenta a nadie más que a Dios”.

El obispo, obligado a dejar Nicaragua, donde hoy la dictadura persigue ferozmente a la Iglesia Católica, dijo que hoy también hacen falta “voces como la de Juan, que proclamen el respeto a la dignidad humana, la libertad de expresión, la preferencia de Dios por los más pobres, la honestidad en la vida pública, que nos inviten a todos a vernos por dentro y a reconocer nuestros pecados”.
“Dice el Evangelio que Juan Bautista era esa voz de la que habla el profeta Isaías, una voz que gritaba en el desierto, pregonando sin cansarse, preparen el camino del Señor. Eso era Juan, una voz, una voz que hablaba en nombre de Dios”, continuó el obispo, que fue confirmado en su cargo de auxiliar de Managua por el Papa León XIV, cuando se encontró con él en agosto, junto con otros prelados exiliados del país centroamericano.
La Virgen María, la Inmaculada
“Si Juan Bautista fue la voz que lo proclamó ya cercano, María es la madre que lo dio a luz. El Adviento está lleno de la presencia de María, la madre del Señor”, indicó Báez y añadió: “No fue una madre improvisada. Dios la preparó desde el principio de la creación”.
Luego de resaltar que María siempre fue obediente al Señor, el obispo resaltó que es Inmaculada no sólo por su concepción sino “porque fue obediente y con su fe obediente plasmó cada instante de su existencia según la iniciativa de Dios”.

“Ella fue toda de Dios pero toda de los demás y ella nos enseña que el ser humano que se abandona totalmente en las manos de Dios alcanza su plenitud, su felicidad, no se empequeñece, no pierde su libertad, al contrario, lo encuentra todo”.
El prelado recordó que “no hay poder humano que sea más fuerte que el poder salvador de Jesús. Por eso aún en las situaciones más oscuras que viven las personas y que viven nuestros pueblos oprimidos también, confiamos en Él, el liberador y salvador de la humanidad”.
“Él es más fuerte que todos los poderes opresores de este mundo, más fuerte que el pecado y que la muerte”, subrayó.
Para concluir, el obispo exclamó una frase muy típica en Nicaragua por la fiesta de la Inmaculada: “¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!”.







