Este miércoles 10 de diciembre se cumplen 100 años de las apariciones en Pontevedra (España) de la Virgen María a Sor Lucía de Fátima, donde se reveló la devoción de los cinco primeros sábados de mes. 

Tras las apariciones del Ángel de Portugal en 1916, al año siguiente se produjeron las apariciones de la Virgen María en Fátima a tres pastorcillos: Francisco, Jacinta y Lucía.  

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

Después de la muerte de los dos primeros en 1919 y 1920, Lucía quedó bajo la protección del Obispo de Leiria, que la envió de incógnito a estudiar a un colegio de hermanas doroteas en Oporto bajo el pseudónimo de Dolores.  

Cuando cumplió 18 años, expresó su deseo de ingresar en el Carmelo Descalzo, pero las doroteas la convencieron para que fuera a su noviciado situado en la localidad española de Tuy, en Galicia, al norte de Portugal.  

Como no se podía desvelar su identidad, no pudieron certificar los estudios preceptivos para ingresar en el noviciado, por lo que la enviaron a Pontevedra a realizar tareas manuales en la casa de las doroteas.  

La Virgen le pide que revele la devoción de los primeros sábados 

Desalentada por la situación, y viendo lejana la posibilidad de ser carmelita, el 10 de diciembre de 1925 la celda que ocupaba la vidente de Fátima se iluminó.  

"Nuestra Señora, como queriéndome infundir coraje, me pone dulcemente su mano maternal en el hombro derecho, mostrándome al mismo tiempo Su Corazón Inmaculado que trae en la otra mano, rodeado de espinas", describe la propia vidente.  

En ese momento, el Niño Jesús, que también estaba presente, se dirigió a ella diciendo: "Ten compasión del Corazón de tu Madre Santísima, que está cubierto de espinas que los hombres ingratos en todo momento le clavan, sin haber quién haga un acto de reparación para arrancárselas".  

La Virgen, por su parte, le pidió a Sor Lucía que revelara la devoción de los cinco primeros sábados de la que ya le había hablado, junto a Jacinta y Francisco ocho años antes en Fátima.  

"Di a todos aquellos que, durante cinco meses, en el primer sábado se confiesen, recibiendo la Sagrada Comunión, recen el rosario y me hagan quince minutos de compañía, meditando los misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, que yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas".   

“¿Has difundido por el mundo aquello que la Madre del Cielo te pidió?” 

Cinco días más tarde, el 15 de diciembre según el testimonio de Sor Lucía, y mientras realizaba las tareas encomendadas, se encontró con un niño al quiso enseñar el rezo del Ave María e instó a acudir a una capilla a rezar una jaculatoria.  

Pasaron varias semanas. En febrero de 1926, Sor Lucía volvió a encontrarse con el chico y le preguntó si había rezado a la Virgen como le sugirió. El niño se giró y le dijo: "¿Y tú has difundido por el mundo aquello que la Madre del Cielo te pidió?". 

En ese momento, aquel mozo se transformó "en un Niño resplandeciente", con el que Sor Lucía continuó hablando. El pequeño le insistía en divulgar la devoción de los primeros sábados porque "muchas almas los comienzan, pero pocas los acaban" y sólo con el fin de recibir las gracias prometidas. 

"Me agradan más las que los cinco con fervor y con el fin de desagraviar al Corazón de tu Madre del Cielo, que las que hacen los 15, tibias e indiferentes", dijo el Niño, quien confirmó la posibilidad de que la confesión no fuera inmediata siempre que cuando se comulgue sea en gracia y con la intención reparadora.  

Todos estos hechos fueron narrados por Sor Lucía en 1927, después de acudir al Sagrario el 17 de diciembre para preguntar cómo desvelar esta devoción si formaba parte del secreto comunicado en Fátima.  

Cuenta Sor Lucía que Jesús le dijo de manera indubitada: "Hija mía, escribe lo que te piden; y todo lo que reveló la Santísima Virgen en la aparición en que habló esta devoción escríbelo también. En cuanto al resto del secreto, sigue guardando silencio". 

Sobre los pasos de Sor Lucía en España 

Sor Lucía residió en España entre 1925 y 1946. Durante su estancia en el país, escribió sus memorias. Al proclamarse la II República en 1931, y dado su carácter antirreligioso, se refugió en Rianxo vestida de paisano en casa de la hermana de la superiora dorotea de Tuy.  

También pasó un mes en la isla de La Toja, donde le recomendaron acudir por estar enferma. En 1945, acudió a Santiago de Compostela con motivo del Año Santo.  

Devoción popular 

Las apariciones de la Virgen a Sor Lucía en Pontevedra no han recibido un respaldo oficial por parte del Vaticano. Sn embargo, como otros fenómenos de la misma naturaleza, suscitaron una devoción popular desde primera hora.  

En los años 30, pero sobre todo en los 40 del siglo XX, pasada la Guerra Civil Española, se multiplicaron los actos devocionales y peregrinaciones y en las décadas siguientes surgieron asociaciones y proyectos parroquiales.  

En el último tercio del siglo XX comenzó a conocerse el lugar como Santuario de las Apariciones, pese a lo cual, a inicios del siglo XXI estaba en peligro de ruina, hasta el punto de que la Conferencia Episcopal Española adquirió el lugar en 2021 a la asociación del Apostolado Mundial de Fátima en España y se iniciaron unas obras de rehabilitación.  

Año Santo en Pontevedra 

Con motivo de este centenario, la Santa Sede ha concedido la celebración de un Año Jubilar bajo el lema “María conservaba todo esto en su corazón” tomado del Evangelio según San Lucas.  

La Penitenciaría Apostólica ha otorgado la bendición apostólica y la indulgencia plenaria bajo las condiciones acostumbradas a los peregrinos que acudan al Santuario de las Apariciones de Pontevedra hasta el 10 de diciembre de 2026.