El Papa León XIV pidió a la Iglesia evitar que la inercia “ralentice los cambios necesarios” y, por tanto, instó a respetar la norma que cesa del cargo a los obispos cuando cumplen 75 años.
“Es bueno que se respete la norma de los 75 años para la conclusión del servicio de los Ordinarios en las diócesis y, solo en el caso de los Cardenales, se podrá evaluar una continuación del ministerio, eventualmente por otros dos años”, aseguró el Pontífice en el discurso que pronunció ante la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).
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En cualquier caso, el Santo Padre se refería específicamente a la situación de obispos diocesanos, no de los auxiliares.

Durante la reunión que mantuvo con los obispos italianos en la Basílica de Santa María de los Ángeles en la ciudad italiana de Asís, el Papa pidió “evitar que, aun con buenas intenciones, la inercia ralentice los cambios necesarios”.
A este propósito, señaló que “todos debemos cultivar la actitud interior que el Papa Francisco definió como aprender a despedirse”, una disposición que León XIV calificó como “una actitud preciosa cuando se debe preparar la propia salida del cargo”.
Durante la reunión con la CEI, en el marco de su 81.ª Asamblea General, el Santo Padre constató que se vive un tiempo “marcado por fracturas” y lamentó que, con frecuencia, “se difunden mensajes y lenguajes cargados de hostilidad y violencia”.
Construir relaciones auténticas en la Iglesia “sin reticencias ni temores”
Aseguró además que la carrera hacia la eficiencia “deja atrás a los más frágiles”; que la omnipotencia tecnológica “comprime la libertad”, mientras que la soledad “consume la esperanza”. Por ello, exhortó a ser artesanos de amistad y a construir relaciones auténticas en la Iglesia “sin reticencias ni temores”.
“Debemos escuchar y armonizar las tensiones, desarrollando una cultura del encuentro y convirtiéndonos así en profecía de paz para el mundo”, afirmó.
El Papa habló del “desafío de una comunión efectiva” por lo que pidió el “compromiso de todos, para que tome forma el rostro de una Iglesia colegial, que comparte pasos y decisiones comunes”.
Para que esto sea posible, el Santo Padre pidió a los obispos italianos mantener la mirada en el rostro de Jesús para ser “capaces de mirar los rostros de los hermanos”.
Ante los desafíos culturales, demográficos y eclesiales del país, el Pontífice instó a los prelados a “hacer crecer y madurar un auténtico espíritu sinodal” y a emprender con valentía los cambios que exige la misión evangelizadora.
“Hacer nuestras identidades religiosas y eclesiales más abiertas”
Uno de los puntos más concretos de su intervención se centró en la reorganización territorial de las diócesis italianas.
El Papa pidió, en concreto, “no retroceder en el tema de la agrupación de diócesis, sobre todo donde las exigencias del anuncio cristiano nos invitan a superar ciertos límites territoriales y a hacer nuestras identidades religiosas y eclesiales más abiertas, aprendiendo a trabajar juntos y a repensar la acción pastoral uniendo fuerzas”.

Al mismo tiempo, pidió a los obispos de cada región italiana que realicen un “atento discernimiento” para “sugerir propuestas realistas sobre algunas de las diócesis pequeñas que tienen pocos recursos humanos, para evaluar si y cómo podrían seguir ofreciendo su servicio”.
“Lo que importa es que, en este estilo sinodal, aprendamos a trabajar juntos y que en las Iglesias particulares todos nos comprometamos a edificar comunidades cristianas abiertas, hospitalarias y acogedoras, en las cuales las relaciones se traduzcan en mutua corresponsabilidad a favor del anuncio del Evangelio”, indicó.
Escucha atenta “a las instancias que provienen del Pueblo De Dios”
“La sinodalidad, que implica un ejercicio efectivo de colegialidad, requiere no solo la comunión entre ustedes y conmigo, sino también una escucha atenta y un serio discernimiento de las instancias que provienen del Pueblo de Dios”, manifestó.
De este modo, insistió en que la coordinación entre el Dicasterio para los Obispos y la Nunciatura Apostólica, con vistas a una corresponsabilidad común, debe “poder promover una mayor participación de personas en la consulta para la designación de nuevos Obispos, además de la escucha de los Ordinarios en ejercicio en las Iglesias locales y de quienes están por concluir su servicio”.
También sobre este último aspecto, ofreció algunas indicaciones. Una Iglesia sinodal, aseguró el Papa, “camina en los surcos de la historia afrontando los desafíos emergentes de la evangelización” y “necesita renovarse constantemente”.
En todo caso, llamó a hacer memoria del camino recorrido después del Concilio Vaticano II y exhortó a los obispos italianos a preocuparse de que sus comunidades “no pierdan la memoria, sino que la mantengan viva”.
Más educación para “habitar lo digital de modo humano”
El Papa se refirió también al desafío que plantea el universo digital y aseguró que la pastoral no puede limitarse a “usar” los medios, sino que debe “educar a habitar lo digital de modo humano, sin que la verdad se pierda detrás de la multiplicación de conexiones”.
El Santo Padre pidió a los obispos que sigan entregándose al “cuidado de los pobres” e instó en este sentido a desarrollar una cultura de prevención de toda forma de abuso.
“La acogida y la escucha de las víctimas son el rasgo auténtico de una Iglesia que, en la conversión comunitaria, sabe reconocer las heridas y se compromete a aliviarlas”, explicó.






