Convertir el hospital “en un lugar mágico” es la misión de la Asociación italiana Grazie Gesú (Gracias Jesús), inspirada en el testimonio de la pequeña Lisa Rossi, quien nunca perdió la sonrisa a pesar de un cáncer que acabó con su vida en 2020, a los nueve años.
“¡Jesús no falla nunca…creedme!”, fueron las últimas palabras que Lisa dirigió a su padre Enrico en su habitación del Departamento de Oncología y Hematología pediátrica del hospital Salesi de Ancona, en el centro de Italia.
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A pesar de sentirse perdidos, sin apenas fuerzas y sin aliento ante el abismo de la enfermedad, Enrico y Federica cuentan que la alegría de su hija —que no dejó de cantar, bailar, y sonreír, “como si nada hubiera cambiado” —, le animó a seguir adelante: “Gracias a una Fuerza Superior, te levantas y luchas”.
Los padres de Lisa todavía tienen vivo el recuerdo de la sonrisa de su hija cuando, pocos días antes de Navidad, un voluntario vestido de elfo llamó a la puerta de la habitación con un enorme regalo para ella. “Aquel gesto nos hizo estallar el corazón de alegría, y enseguida nació en nosotros el deseo de organizar una colecta para comprar juguetes para los niños enfermos”, relatan.
Fue el inicio de lo que con los años se ha convertido en una asociación de voluntarios que ha cambiado la vida de los niños enfermos de cáncer en este hospital italiano. Su misión es llevar “una marea de sonrisas” a los niños y ayudar a las familias en este duro camino de la vida.
“Para nosotros, con que lo hemos vivido, sabemos bien lo que significa levantarse por la mañana y terminar el día dentro de una habitación. Entonces, cualquier actividad que se pueda llevar a cabo hace la diferencia”, comenta Enrico a ACI Prensa.
Los voluntarios han colocado expositores repletos de caramelos a lo largo de los pasillos del hospital, también entregan regalos a los niños por sus cumpleaños, incluso cada sábado les llevan pizza para cenar, les leen cuentos y ofrecen terapia asistida con animales.
Pero no sólo eso, también apoyan económicamente a las familias que lo necesitan financiando alojamientos cerca del hospital, prestando ayuda a quienes deben desplazarse a otros centros o pagando facturas.
Y también les permiten cumplir sus sueños fuera del centro hospitalario: “Ayudamos a que una niña en silla de ruedas llegara a la cima de un monte de nuestra zona, el Monte Nerone”, comenta Enrico.
Este miércoles, la familia de la pequeña Lisa, junto a niños enfermos, sacerdotes, voluntarios de la asociación, e incluso dos perros que hacen terapia asistida, participaron en la Audiencia General del Papa León XIV. Incluso una niña enferma de la asociación pudo abrazar al Pontífice desde su silla de ruedas.
“Es una emoción bellísima, porque ver al Papa con los niños siempre ha sido algo realmente hermoso”, relata Enrico, quien ha visitado al Papa Francisco junto los miembros de la asociación hasta en siete ocasiones.
En tan sólo cinco años, Grazie Gesú ha experimentado un notable crecimiento y actualmente brinda apoyo también en escuelas, a niños con discapacidad y en residencias de ancianos.
Federica, la madre de la pequeña Lisa se emociona al recordar, en conversación con ACI Prensa, la fortaleza de su hija: “Solía decir que no mandaba la enfermedad, sino que mandaba ella. Se trata de ser felices a pesar de todo”.
“Lisa siempre dijo que todo sucede por un motivo válido, siempre. Así que hay que tener confianza confiar completamente en todo lo que venga, porque todo forma parte de un plan maravilloso, todo para nuestro bien”, afirma.




