El Arzobispo de Arequipa (Perú), Mons. Javier del Río Alba, afirmó que celebrar a Todos los Santos el 1 de noviembre y a los fieles difuntos el 2 de noviembre, invita a recordar que Dios es más fuerte que la muerte y que todos hemos sido creados para el Cielo.

En su artículo titulado “Entre santos y difuntos”, enviado a ACI Prensa este viernes 31 de octubre en la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos, el prelado peruano recuerda que el 1 de noviembre “damos gracias a Dios por nuestros hermanos que ya han llegado al Cielo y viven plenamente con Él”.

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No sólo por los conocidos como San Ignacio de Loyola, San Juan Bautista de La Salle o Santa Catalina de Siena, sino también por los muchos otros que ya están en el Cielo con Dios y “cuyos nombres no conocemos”.

Mons. Del Río explica luego que el 2 de noviembre se recuerda a las personas fallecidas que están en el Purgatorio, donde se purifican antes de llegar al Cielo.

“Estas dos celebraciones litúrgicas nos recuerdan que no hemos sido creados para la muerte eterna sino para el Cielo. Dios nos ha creado por amor y desea ardientemente que vivamos con Él por toda la eternidad, participando de su vida divina”, aseguró.

Asimismo, continuó el arzobispo peruano, las dos celebraciones “nos hablan del carácter inevitable de la muerte, pero nos hablan sobre todo de la resurrección, porque Dios es más fuerte que la muerte y quien muere en comunión con Él también vivirá eternamente con Él”.

“La celebración de todos los santos y los fieles difuntos nos invitan a mirar al Cielo, donde nos esperan Dios y la comunidad festiva de hermanos en la fe que han partido antes que nosotros”, resaltó.

Al mismo tiempo “nos invitan a mirar cómo estamos viviendo en este mundo que, si bien es pasajero, es el lugar y el tiempo que Dios nos concede para prepararnos a vivir con Él por toda la eternidad”, siguiendo el camino abierto por Jesús que es el “de las bienaventuranzas, que también nosotros estamos llamados a recorrer”.