Durante la Misa del aniversario del “milagro del sol” en el Santuario de Fátima, el Obispo de Beira (Mozambique), Mons. Claudio Dalla Zuanna, instó este lunes a los fieles a recorrer el camino de la conversión personal como fuente de paz para un mundo herido por la guerra, e invitó a unir la oración, el perdón y la solidaridad ante los conflictos en Ucrania, Tierra Santa, Mozambique y otras regiones.
“Como en los tiempos de las apariciones, también hoy, en nuestro mundo actual, necesitamos de esta paz que solo es posible cuando el corazón de cada persona emprende el camino de la conversión y se abre al bien, al perdón, a la solidaridad y al cuidado de la vida”, dijo el obispo durante la Misa celebrada hoy en el santuario portugués.
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La celebración tuvo lugar en el aniversario de la última aparición de Nuestra Señora de Fátima a los tres pastorcitos, el 13 de octubre de 1917, día en que ocurrió el llamado “milagro del sol”.
La peregrinación contó con la presencia de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, que había sido llevada a Roma el 10 de octubre para las celebraciones del Jubileo de la Espiritualidad Mariana: la vigilia de oración por la paz del sábado 11 y la Misa presidida por el Papa León XIV en la mañana del domingo 12. La imagen regresó a Fátima a tiempo para estar presente en la vigilia y el rezo del Santo Rosario del 12 de octubre.
En su homilía de este lunes, Mons. Claudio Dalla Zuanna afirmó que, en Fátima, María “nos mostró los pasos, los medios y las actitudes necesarias para que nuestra peregrinación sea fecunda y forme parte de la construcción de la admirable morada de Dios”.
“Nuestra Señora nos señaló el camino hacia la paz y la salvación del mundo: la conversión personal. Esa paz que tanto anhelamos en estos días, especialmente en lugares como Ucrania y la tierra de Jesús, que sentimos más cercana, pero también en muchos otros rincones del mundo”, expresó al mencionar también los conflictos en Myanmar, Cabo Delgado (Mozambique), Sudán “y tantos otros lugares de nuestra tierra”.
El obispo afirmó que en Fátima María “nos invitó a la oración unida a la devoción del Rosario, mediante el cual contemplamos los misterios de la vida de Jesús y el cumplimiento de la salvación, caminando junto a la Virgen, con Jesús y la Iglesia, pidiendo perdón por los pecados, la conversión de los corazones y la paz en el mundo”.
“Nuestra Señora nos llama a la adoración eucarística, a adorar a Dios con una actitud que expresa nuestro respeto más profundo y resume la orientación esencial de nuestra vida”, afirmó.
Asimismo, destacó que en su aparición en Fátima, María mostró “el valor de ofrecer nuestros sacrificios por la venida del Reino de Dios, un Reino de justicia y de paz”. Subrayó que no se trata únicamente de “dolores físicos, a veces autoimpuestos”, sino de actos concretos de caridad, como “renunciar a intereses personales, incluso legítimos, para que otros puedan tener lo necesario para vivir”.
“El sacrificio del perdón ofrecido por las ofensas recibidas, la honestidad en la gestión de lo que se nos ha confiado, la dedicación en el trabajo, la búsqueda del bien común en la política —sin caer en atropellos contra la dignidad humana—, transformando las estructuras injustas que oprimen y marginan moralmente a los débiles y a los pobres”, expresó.
Según el obispo, “Nuestra Señora nos enseña que la experiencia de fe debe llevarnos a vivir la caridad”. Y añadió que “la caridad se convierte en el criterio de autenticidad de nuestra vida cristiana, de nuestra fe y de nuestra religiosidad”.
Para el obispo, “cuando se vive así, esta peregrinación —motivada por una fe viva— nos conduce a la entrega en la caridad y hace avanzar al mundo por el camino de la esperanza”.
María nos conduce hacia Jesús
La noche del 12 de octubre, Mons. Claudio Dalla Zuanna presidió la celebración de la Palabra y el rezo del Santo Rosario en Cova da Iria. En su homilía, habló también de cómo María nos indica el camino hacia la paz.
“En esta noche que nos reúne en oración, Ella nos recuerda la oscuridad del odio, la avaricia y el sufrimiento que envuelven a muchos pueblos en estos tiempos, cuando el mundo parece haber perdido el rumbo que Jesús nos mostró: ‘Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”, afirmó.
El obispo señaló que “como en 1917, cuando Europa estaba envuelta en conflictos y los hijos de esta tierra morían en la guerra, también hoy somos testigos de la imagen que presenta el texto del Apocalipsis: un gran dragón, con múltiples cabezas, cuernos y diademas, que arrastra muerte y destrucción sobre tantos lugares del mundo, como si quisiera devorar la vida que Dios hace brotar y que Jesús —que vino para que tengamos vida— confió a Aquella que iba a ser Madre”.
Mons. Claudio citó las palabras de Jesús en la cruz al discípulo amado, cuando dijo: “He ahí a tu madre”. Y añadió que, “así como María escuchó y acogió esas palabras, asumiendo la misión de ser nuestra Madre, también nosotros estamos llamados a escuchar las palabras que nos son dirigidas y acoger el don de ser sus hijos”.
“Como hijos dóciles, escuchemos y pongamos en práctica la palabra de su Hijo Jesús, tejiendo así nuevas relaciones que trasciendan la sangre, la nación o la cultura”, añadió.
Para el obispo de Beira, “el camino hacia la paz en el mundo es, como María y con María, escuchar y guardar la Palabra del Señor en el corazón, y cumplirla a lo largo de nuestra vida personal, familiar y social”.
La imagen de Nuestra Señora regresa a la capilla de las apariciones
Tras la procesión de despedida realizada en la noche del domingo, la imagen de Nuestra Señora de Fátima regresó a la Capilla de las Apariciones. El rector del Santuario de Fátima, el padre Carlos Cabecinhas, compartió cómo fue el reciente viaje de la imagen a Roma.
“Ante esta imagen de la capilla, miles de peregrinos en Roma rezaron, dieron gracias y pidieron la ayuda y protección de la Madre del Cielo”, afirmó. “Ante esta imagen, el Papa —el 'obispo vestido de blanco'— oró por la paz. Frente a la ‘Señora más brillante que el sol’, el Santo Padre consagró al Inmaculado Corazón de María el mundo entero y toda la humanidad, especialmente a quienes sufren por el flagelo de la guerra”, agregó.
El padre Cabecinhas también contó que el Papa León XIV ofreció al Santuario de Fátima una Rosa de Oro, que acompañó a la imagen durante todo el viaje. “Esta visita de la imagen de Nuestra Señora a Roma es una expresión de nuestra unión con el Santo Padre, por quien rezamos cada día”, expresó.
Este lunes por la mañana, tanto la imagen como la Rosa de Oro estuvieron presentes en la Misa en el recinto de oración del Santuario.
Según informó el Santuario de Fátima, en esta peregrinación participaron 154 grupos de peregrinos procedentes de países como Portugal, Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, España, Francia, Irlanda, Italia, Malta, Polonia, Suiza, Canadá, El Salvador, Estados Unidos, Haití, México, Bolivia, Brasil, Colombia, Corea del Sur, Filipinas, India, Indonesia, Irak, Japón, Malasia, Vietnam, Sudáfrica, República Democrática del Congo, Mauricio, Mozambique, Senegal y Uganda.
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI Digital.




