El Arzobispo de Puebla de los Ángeles (México), Mons. Víctor Sánchez Espinosa, consagró este 6 de octubre, fiesta del Beato Juan de Palafox y Mendoza —su predecesor en la cátedra de la llamada “Ciudad de los Ángeles”—, el nuevo altar de la catedral arquidiocesana, asegurando que se trata del “corazón arquitectónico y espiritual del templo”.

La Misa Solemne comenzó sobre el mediodía, ante una catedral colmada de fieles y sacerdotes que se dieron cita para participar en la ceremonia histórica, en la que también se bendijo el nuevo ambón, desde el que se proclamará la Palabra de Dios, y la nueva sede o cátedra episcopal.

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Los tres nuevos elementos fueron realizados en Verona (Italia), por el reconocido taller de arte sacro “Arte Poli”, que ha realizado obras —entre otros reconocidos templos e instalaciones católicas— en la Basílica de San Juan de Letrán, sede del Obispo de Roma.

La construcción de la actual Catedral de Puebla comenzó en 1579, pero el gran avance en las obras no ocurrió hasta el gobierno pastoral del Beato Juan de Palafox, que entre 1640 y 1649 dejó el templo casi concluido. Antes de volver a su natal España, el beato obispo consagró la catedral el 18 de abril de 1649.

Pero su aporte a la fe y la cultura mexicana se extendió más allá de la catedral, Palafox, que antes fue Virrey de la Nueva España —el actual México—, como recordó en su homilía Mons. Sánchez Espinosa, dejó su huella en “todo el centro histórico” de Puebla, con bellos edificios como su casa episcopal, diversas iglesias, los seminarios de San Pedro y San Pablo y su Biblioteca Palafoxiana, “la primera biblioteca pública de América” según reconoce la UNESCO, que la considera “Memoria del Mundo”

El Arzobispo de Puebla destacó que, al consagrar la catedral hace casi cuatro siglos, su beato predecesor exhortó “a las autoridades a asistir con reverencia” al templo, mientras que a los sacerdotes les pedía “vivir con dignidad y celo su ministerio pastoral”, así como “a cuidar la liturgia, la predicación, las vestiduras litúrgicas y a celebrar con piedad y devoción”.

A los laicos, continuó, Palafox “los exhortaba a valorar la catedral” y a “sostener la Iglesia y participar con fervor en las adoraciones litúrgicas”.

La catedral, “signo visible de la Iglesia viva”

A continuación, Mons. Sánchez Espinosa destacó que la Catedral de Puebla “no es solamente un majestuoso edificio fruto del talento humano y del fervor de generaciones. Ella es, sobre todo, signo visible de la Iglesia viva que peregrina en Puebla, madre que congrega a sus hijos y corazón que late al ritmo de la fe de todo el pueblo de Dios”.

Mons. Víctor Sánchez Espinosa unge con el Santo Crisma el nuevo altar de la Catedral de Puebla de los Ángeles. Crédito: David Ramos/ACI Prensa.
Mons. Víctor Sánchez Espinosa unge con el Santo Crisma el nuevo altar de la Catedral de Puebla de los Ángeles. Crédito: David Ramos/ACI Prensa.

“El Concilio Vaticano II enseña que la Iglesia particular se manifiesta de manera plena cuando el pueblo santo de Dios se reúne en torno a su obispo, especialmente en la catedral. La catedral no es por tanto un templo entre otros, es la iglesia madre, donde todos los fieles se saben hijos convocados alrededor del pastor que el Señor les ha dado”.

“El altar nos ofrece el sacrificio de Cristo”, explicó, mientras que “el ambón nos hace escuchar Su voz: es la mesa de la Palabra y la mesa del Cuerpo y de la Sangre de Cristo”. Además, “la sede o cátedra nos recuerda a Cristo Pastor que nos guía”.

“El altar es el corazón palpitante de la iglesia. Desde él brota la fuente de la vida cristiana, como nos recuerda el Concilio”, subrayó.

El prelado añadió: “El altar no es un mueble accesorio, sino el corazón arquitectónico y espiritual del templo (...) Por eso, la Iglesia lo unge con el Santo Crisma, lo perfuma con incienso, lo reviste con vestiduras de fiesta y lo ilumina con las velas”.

El arte manual y la tradición plantan cara a la inteligencia artificial

En un mensaje leído al finalizar la ceremonia, el maestro Paolo Poli se disculpó por no poder “estar presente en este solemne momento” a causa de “condiciones propias de mi salud”.

Anna Pighi, export manager del taller Arte Poli, y el hijo de Paolo Poli, Alberto, leen el mensaje del artista al finalizar la Misa de consagración del nuevo altar de la Catedral de Puebla. Crédito: David Ramos/ACI Prensa.
Anna Pighi, export manager del taller Arte Poli, y el hijo de Paolo Poli, Alberto, leen el mensaje del artista al finalizar la Misa de consagración del nuevo altar de la Catedral de Puebla. Crédito: David Ramos/ACI Prensa.

En el texto, leído por Anna Pighi, export manager del taller Arte Poli, y el hijo de Paolo Poli, Alberto, el artista destaca que las obras realizadas para la Catedral de Puebla son “un puente que une pasado y presente, tradición y actualidad”.

En su realización, destacó, se siguieron “las antiguas técnicas artísticas de la tradición renacentista”, haciendo de cada obra “un símbolo de continuidad, un puente que enlaza la obra de los maestros del pasado con la creatividad y el arte del presente”.

“En un tiempo en que la tecnología y la inteligencia artificial parecen dominar la escena mundial, el arte manual y la tradición permanecen como custodios insustituibles de la identidad del pueblo”, aseguró el maestro italiano.

“No debemos olvidar que sin identidad no hay futuro. El arte sacro, con su belleza, tiene la misión de mantener viva la memoria, fortalecer las raíces y transmitir valores espirituales y estéticos a las nuevas generaciones”, añadió.