La argentina Florencia Delucchi, muralista y docente, recibió el encargo de hacer un mosaico de la Virgen de Luján sin saber que se trataba de un encargo del Papa Francisco. Así comenzó una experiencia única en la que, guiada por la Virgen, se reencontró con su fe.

El 2025 comenzó con un llamado inusual para Florencia Delucchi, artista plástica argentina graduada en Bellas Artes, con más de 20 años de trayectoria en muralismo y docencia. “Un día me llaman y me dicen: ‘Tenés que hacer un mosaico de la Virgen de Luján para un convento en Roma’”, relata a ACI Prensa. 

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Aunque no era un pedido común para ella, Florencia aceptó el desafío y se puso manos a la obra, no sin antes estudiar a la Virgen de Luján con varias visitas a su santuario y observando minuciosamente numerosas representaciones de la advocación para conocerla mejor. 

 Su obra combinó dos técnicas: “Todo lo que es la Virgen, el manto, la cara, los rayos, lo hice con arcilla modelada y horneada, y después la pinté con pigmentos, esmaltes y engobes. Y el fondo está hecho con mosaico, con la técnica de trencadís, que significa ‘roto’ en catalán, y son esos pedacitos irregulares”.

Proceso de realización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi
Proceso de realización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi

La pieza, de 160x80 cm y 190 kilos, estuvo lista en apenas dos meses. “Yo digo que la Virgen me iluminó. Nunca tuve que rehacer nada, ninguna pieza se rompió en el horno, los colores salieron como yo los había pensado. Por eso me hice fan de la Virgen”.

En abril, quienes la habían convocado visitaron a Florencia para ver la obra terminada, y le revelaron la verdad: “Ahí me entero que no iba a ir a un convento cualquiera en Roma, que iba a ir a los Jardines del Vaticano y que era un obsequio, un deseo del Papa Francisco. Me dicen que se entronizaría el 8 de mayo, y yo pensé: ojalá me inviten, ojalá pueda ir”.

La invitación finalmente llegó. Pero pocos días antes de viajar, el 21 de abril, el Papa Francisco falleció. “Esto fue lo último que le quedó por hacer. Él llegó a verla terminada en una foto, y tenía mucha ilusión de bendecirla y entronizarla”, cuenta Florencia conmovida.

Aun así, viajó a Roma. “Yo fui con la ilusión de que por ahí se elegía al Papa antes del 8 de mayo, y la ceremonia se llegaba a hacer igual”. El 8 de mayo, la fumata blanca anunció al mundo la elección de León XIV, y la entronización se postergó.

Proceso de realización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi
Proceso de realización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi

Una entronización con sabor a homenaje

De regreso en Argentina, la artista se preguntaba: “¿Cuándo se hará? ¿No se hará?”. La espera se prolongó hasta el 9 de septiembre: “Hace unas semanas me avisaron que finalmente se entronizaba, así que fui nuevamente para Roma”, recuerda.

“Fue una ceremonia re linda, súper emotiva porque se sentía como un homenaje hacia el Papa Francisco. Estaba el cardenal Parolín, que fue su secretario y su amigo; el cardenal Sandri, también argentino; el cardenal Vergez, que fue secretario del Beato Pironio; y monseñor Karcher. También estaban las monjitas del Verbo Encarnado, la mayoría argentinas, que cantaron una chacarera. Fue algo muy argentino. Yo digo que estaba la presencia de la Virgen y la del Papa Francisco”, afirma.

“Con este acto, se cumplió el deseo de que esté la Virgen de Luján en ese lugar donde él solía salir a caminar”, destaca.

Florencia Delucchi en la entronización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi
Florencia Delucchi en la entronización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi

La Virgen cuidó que todo fuera “como tenía que ser”

Florencia no duda en atribuir a la Virgen los cuidados que rodearon la obra desde el inicio. “Yo modelé toda la silueta y tuve que partirla en pedazos para meterla al horno. Y en el horneado, siempre algo puede fallar. Pero no se me rompió una sola pieza, ni un color salió mal. Todo fue como tenía que ser”.

“Yo nunca sentí temor, ni presión”, y aunque trabajó contrarreloj, tampoco dudó de que la iba a terminar, ni de que iba a llegar al lugar donde debía estar.

Incluso cuando se la llevaron para colocar el marco de mármol, los artesanos que se encargaron de esa tarea le contaron a Florencia un episodio difícil de creer: “En Semana Santa hubo una tormenta terrible, se cayó el mundo. La Virgen estaba en el taller donde iban a colocarle el marco, apoyada en una mesa, y arriba había un ventiluz. El granizo rompió la claraboya y cayeron piedras enormes sobre la obra. Y no le pasó absolutamente nada. Ni siquiera saltó el esmalte. Eso es increíble”, comenta.

Proceso de realización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi
Proceso de realización del mosaico. Crédito: Cortesía Florencia Delucchi

Un cambio interior

Aunque estudió en una escuela católica, Florencia reconoce que estaba “súper alejada de la fe”. Sin embargo, esta experiencia la ayudó a retomar ese vínculo.

“Yo la tenía acá en el taller, entraba y la tocaba. El día que se la llevaron sentí un vacío, una desprotección… Lo que más viví fue su presencia: como que me guiaba, me decía por dónde era el camino. Me dio confianza y me decía: dale, vamos”.

Por eso, prometió que si la Virgen llegaba al lugar donde tenía que llegar, iba a caminar a Luján. Y este fin de semana cumplirá su promesa, uniéndose a la 51ª Peregrinación Juvenil.

Esta experiencia también la ayudó a descubrir su conexión con el pensamiento del Papa Francisco. “Empecé a leer lo que decía sobre el arte: que te ensancha el corazón, que te aliviana el alma. Son cosas que uno siente. Yo tenía la ilusión enorme de conocerlo, pero bueno… las cosas se dan como se tienen que dar”.

Ceremonia de entronización del mosaico. Crédito: Vatican Media
Ceremonia de entronización del mosaico. Crédito: Vatican Media

Una obra para la eternidad

Hoy, su mosaico de la Virgen de Luján ya luce en los Jardines Vaticanos, junto a las demás advocaciones marianas de América Latina.

“La oportunidad que me dieron de hacer esto fue única. Todo el proceso fue una locura, y ahora saber que está ahí, que va a quedar para la eternidad, nada más y nada menos, es increíble”, asegura.

Quienes deseen conocer la obra de Florencia o solicitar algún trabajo pueden comunicarse con ella a través de su cuenta de Instagram: @florenciadelucchi