Más de 100.000 personas marcharon por el agua en Cuenca y, en una Misa posterior, el Cardenal Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, planteó cuatro principios esenciales a tener en cuenta con la minería.
Según señala el diario ecuatoriano Expreso, la marcha se realizó el martes 16 de septiembre para oponerse al proyecto minero Loma Larga en la localidad de Quimsacocha, donde la minera canadiense Dundee Precious Metals recibió una licencia ambiental para la explotación de oro.
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La marcha se realizó desde la plaza de San Roque y recorrió casi tres kilómetros, en la que los participantes caminaron por el centro histórico hasta llegar a la plaza de San Francisco
En este marco, la Federación de Organizaciones Campesinas de Azuay (FOA) entregó una petición en la Corte Provincial de Justicia para pedir que se revierta la medida que, según indican, podría terminar contaminando el agua que consume la población local.
Luego de la marcha, se celebró una Misa en la Catedral de Cuenca y, al inicio de la misma, el arzobispo local, Mons. Marco Pérez, destacó que “la explotación minera en estas zonas es un tema que debe ser tratado con absoluta seriedad desde el ámbito jurídico, técnico y ambiental, sin caer en interpretaciones ideológicas, económicas y discursos políticos que desorientan, dividen y generan violencia”.

“Así como hoy rechazamos la minería irresponsable, también debemos rechazar con claridad la minería ilegal, que en Ecuador va creciendo y deja graves perjuicios en los territorios donde opera, provocando contaminación sobre importantes fuentes de agua”, agregó
4 principios ante la minería en Ecuador
Invitado por Mons. Pérez, el Cardenal Cabrera presidió la Misa y en su homilía destacó cuatro principios “que nos ayudan a vivir de manera justa y solidaria entre nosotros y con la creación”.
1. La vida humana vale más que los bienes naturales y culturales
El también Arzobispo de Guayaquil dijo que “la vida de cada persona es sagrada, es más importante que cualquier riqueza, incluso que los bienes más bellos de la creación. La tentación ha sido poner el dinero o la producción por encima de la persona”.
Por ello, continuó, “ningún negocio, por más rentable que parezca, puede justificar que se ponga en riesgo la salud, la dignidad o el futuro de un pueblo”.

“Un país puede tener riquezas naturales inmensas y una cultura admirable, pero si descuida la vida de sus ciudadanos, especialmente de los pobres y vulnerables, pierde su fundamento ético y espiritual”, agregó
2. Los bienes naturales están al servicio de todos los seres humanos
El cardenal dijo además que “la tierra, el agua, el aire, los frutos del campo no son propiedad exclusiva de unos pocos, sino dones de Dios para toda la familia humana”.
En ese sentido, “cuando unos pocos se adueñan de estos recursos, convierten el agua en mercancía o contaminan los ríos para obtener oro y otros minerales, se rompe la justicia de Dios”.

3. El valor ético está por encima de todo sistema jurídico, político y económico
“Jesús, en el evangelio, nos recuerda que la justicia no puede reducirse a un simple trámite legal. Una ley puede ser injusta si protege intereses de unos pocos y olvida el bien común. Un sistema económico puede ser ineficaz si destruye la vida humana o la naturaleza”, prosiguió el arzobispo.
“Muchas veces se nos dice que la ley permite tal concesión minera o que los contratos firmados justifican la explotación. Pero Jesús nos enseña que no todo lo legal es justo, y que no todo lo rentable es ético. Lo más importante es vivir con justicia, solidaridad y respeto por la creación”.
4. Los gobiernos tienen el deber moral y legal de defender a los pueblos y a la naturaleza
El Cardenal Cabrera dijo que “los gobernantes tienen la responsabilidad de proteger a los más débiles, asegurar la justicia social y cuidar la creación de toda explotación indebida”. Además, y “como creyentes, no solo debemos orar por quienes gobiernan, sino también exigirles coherencia y responsabilidad”.
Para concluir, el purpurado ecuatoriano resaltó que “marchamos porque creemos que la vida vale más que cualquier riqueza, que el agua vale más que el oro y todos los minerales y que un futuro justo solo será posible si respetamos a las personas y a la creación”.




