El obispo Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, celebró Misa en la iglesia del Gesù el sábado para peregrinos LGBT presentes en Roma con motivo del Jubileo de la Esperanza.
Una asociación laica italiana organizó la peregrinación internacional, que incluyó una Misa matutina dentro de la iglesia madre de la Compañía de Jesús en Roma y, por la tarde, una peregrinación a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.
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Más de 1.000 peregrinos provenientes de todo el mundo asistieron a la Misa, concelebrada por aproximadamente 30 sacerdotes, incluido el jesuita estadounidense James Martin, quien se reunió con el Papa León XIV en una audiencia privada en el Vaticano el 1 de septiembre.
Varias personas, entre ellas religiosos y religiosas, ondeaban abanicos de colores arcoíris para refrescarse dentro de la abarrotada iglesia, y algunos usaban camisetas con una frase de 1 Juan 4,18: “nell’amore non c’è timore” (“en el amor no hay temor”) durante la celebración.
En su homilía, Savino subrayó la dignidad inherente de cada persona y la necesidad de “restaurar la dignidad a quienes les había sido negada”.
“Todos somos un pueblo peregrino de esperanza y queremos salir de esta celebración más alegres y esperanzados que nunca”, dijo Savino en su homilía. “Tenemos que avanzar, convencidos de que Dios nos ama con un amor único e irrepetible … un amor incondicional”.
“En esa conciencia está el fundamento de toda esperanza”, añadió.
Reflexionando sobre las lecturas y el Evangelio escogidos para la Misa, Savino afirmó que los escritos de San Pablo en el Nuevo Testamento nos enseñan que “un pequeño paso” en medio de grandes limitaciones humanas puede ser “más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta” de quienes no experimentan pruebas en la vida.
“Todos tenemos que convertirnos, es decir, damos la vuelta, miramos en dirección opuesta a la de antes. Los Hechos de los Apóstoles documentan esta experiencia como definitoria y definitiva”, señaló.
“Verdaderamente me doy cuenta de que cada uno de nosotros, ustedes aquí presentes, sus familiares, sus hermanos y hermanas, nosotros los pastores y discípulos del Señor, cada uno de nosotros ha tenido en la vida que aceptar o rechazar una verdad viva”, agregó.
Pidiendo al Señor que “nos libre gratuitamente de toda tentación polémica o ideológica, de toda tentación preconcebida basada en prejuicios”, el obispo italiano habló de la necesidad de que “Pedro y el Colegio Apostólico pongan la verdad viva antes que la verdad muerta”, en referencia al Papa y a los obispos de hoy.
La Misa del 6 de septiembre concluyó con fuertes aplausos y gran emoción. Familiares y amigos cantaron el himno final y se abrazaron mientras el obispo y los sacerdotes concelebrantes salían en procesión de la nave principal de la basílica, precedidos por un peregrino que llevaba una cruz de colores arcoíris.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, las personas con “tendencias homosexuales profundamente arraigadas” deben ser acogidas “con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
El catecismo también afirma que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados” y que “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.





